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Tormenta en Blanco – Por Domingo J. Jorge

   

Como dice un buen amigo, vivimos en La Laguna, toda una suerte que incluye en la oferta el frío y mal tiempo. Aunque al mal tiempo, también comentan otros, buena cara. Y como suelo agregar yo, esto es cosecha propia, que viene al dedo ahora en días de San Andrés, “al mal tiempo buena cara, y si es con una gruesa manta, mejor”.
Pasamos de la Noche en Blanco, a la tarde en gris, pero divertida del sábado, los niños metidos en casa, y sólo sacamos la patita para ir a casa Porfirio, a la Catedral, a comprar el pan y poco más. Pero en ese tránsito de todo, como en botica. Opiniones para todos los gustos, sobre la suspensión o posible traslado de los actos de la Noche en Blanco al domingo. Tras pasar la casi “noche oscura del alma”, como digo, en las calles laguneras gente había, pero muy poca. Sobre todo la Policía Local y Protección Civil currando contra las inclemencias, al pie del cañón, cual campeones. Sin embargo, entre esos pocos que nos pudimos encontrar, algunos ponían a caer de un burro al Ayuntamiento por haber suspendido el programa previsto para este sábado. Y es que somos un pueblo, al que, y lo suelen comentar los viejos, le gusta más una fiesta que comer. No es mi caso, a mí lo de comer, me gusta más que la fiesta. Ah, me perdía, sí, algún transeúnte quejándose de que el Consistorio quitó el jolgorio. Y me parece que no fue ni el alcalde, ni el concejal competente, sino la tormenta de viento y agua que nos pasó por encima.
La decisión de las autoridades locales ha sido la más acertada. Duele, sobre todo al empresariado que se ha dejado una pasta en prepararla, duele que los visitantes que se esperaban, que iban a ser unos buenos miles, no puedan disfrutar del gran escaparate comercial y cultural que habían preparado los establecimientos laguneros, las asociaciones empresariales y el propio Ayuntamiento; pero contra el tiempo, contra el clima, no hay quien pueda. La naturaleza tiene más músculo que el hombre, y la mujer, claro, por lo de la igualdad.
Está claro que el sábado hubo tormenta y, oiga, paisano, el alcalde no ha tenido la culpa, si hay que buscar algún culpable será el que las borrascas estén empeñadas en visitar Canarias, y sobre todo, La Laguna.