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El difícil equilibrio

   

OCIO SANTA CRUZ AV ANAGA

La avenida de Anaga resurge como zona de ocio y restauración, en la que predomina más la segunda opción. / FRAN PALLERO

NATALIA TORRES | Santa Cruz de Tenerife

Doce de la noche. Termina la cena en la terraza de turno y los comensales se disponen a tomarse una penúltima copa y se plantea la pregunta: ¿a dónde vamos? La respuesta en Santa Cruz de Tenerife resulta complicada. Los locales de ocio nocturno escasean y si se trata de moverse por el centro de la ciudad prácticamente no existen. Desayunar, almorzar o cenar no es un problema en la capital, cientos de restaurantes, bares, terrazas proliferan, el problema es disfrutar de una copa más allá de la medianoche o de música en vivo. El difícil equilibrio entre ocio y descanso de los vecinos se convierte en el principal escollo al que se enfrentan los propietarios de este tipo de negocios. Los datos oficiales muestran que las quejas de los vecinos están justificadas en los casos de muchos locales (hasta 782 denuncias a locales desde 2011 según la Gerencia Municipal de Urbanismo) por no cumplir con la normativa en cuanto a ruido y horarios.

Siguiendo con los datos, la memoria de la Policía Local fijaba en más de 1.300 las inspecciones realizadas a locales y establecimientos en la ciudad en 2014. De ese total, 330 fueron por ruidos y molestias, 87 por horario de cierre y 83 por terrazas y puestos en vía pública. Con respecto al fenómeno del botellón, al que muchos propietarios de locales achacan el ruido que molesta a los vecinos, destaca que el 82% de las actas que levantó la Unipol el año pasado tuvo que ver con este fenómeno.

En el lado opuesto están los propietarios que, más allá del incumplimiento que puedan cometer algunos locales, se lamentan de la intransigencia de los vecinos que pretenden que la ciudad que por el día les da servicio por la noche se convierta en un espacio de silencio.

Plaza de Irineo González

La política de bonificaciones para la instalación de terrazas impulsada por el Ayuntamiento de Santa Cruz ha hecho que muchos negocios hayan optado por esta modalidad de servicio, haciendo que surjan nuevas zonas complementarias a las ya existentes. En ese mapa de ocio unido a la restauración aparece la zona de Irineo junto al renacer de la avenida de Anaga. En la primera, pese a no ser una zona de ocio nocturno, también está sufriendo los problemas de la convivencia. Su ubicación, una plaza céntrica, rodeada de edificios, hace que el ruido que genera la actividad de los restaurantes se vea amplificado. Consciente de ello, aseguran los locales instalados en la zona, son estrictos con el cumplimiento de horarios. A las 12.00 en punto recogen sus terrazas, aunque este cumplimiento no evita, se lamentan, para que la Policía Local los visite asiduamente; la llaman los vecinos. “Si nos salimos con las sillas un metro de la zona medida para poner la terraza, llaman a la policía, es imposible”, se lamentan los responsables de los locales”. “Hemos intentado hablar con las personas que sabemos que son los que llaman para intentar dialogar, pero no atienden a razones”, añaden.

Avenida de Anaga

En cuanto a la avenida Anaga, está en pleno resurgir después de haber sido la zona de ocio nocturno por excelencia en la capital. Entonces, el enfrentamiento con los vecinos por el ruido la llevó a su declive. En los últimos tres años, público y empresarios han vuelto a fijar su atención en ella y en los dos últimos años más de una decena de locales han solicitado instalar terrazas para sus negocios. La diferencia es que ahora es la restauración el sector imperante.

Julio Delgado, secretario de la Asociación de Empresarios de la Avenida de Anaga, y propietario de un clásico como es el Hombre Bala, asegura que “para los que siempre hemos estado, la avenida siempre ha tenido potencial, sobre todo por estar abierta al mar, algo que es impagable”. Admite que “ahora, con las obras y la mejora de las condiciones económicas también empieza a tomar valor para otros empresarios que se acercan a instalarse”.

OCIO SANTA CRUZ IRINEO GLEZ

En Irineo González las terrazas forman parte ya del paisaje de la céntrica e histórica plaza. / FRAN PALLERO

Concienciación

Reconoce Delgado que la relación con los vecinos es buena, aunque también esto se debe básicamente a que se trata de negocios de hostelería y por tanto generan menos conflictos. Sin embargo, Delgado entiende que falta mucha conciencia entre la ciudadanía de la capital, que no acaba de entender que vive en una gran ciudad en la que las zonas de ocio también son necesarias y dan tanto o más trabajo que el resto de actividades económicas. “El modelo productivo de esta ciudad es el que es, el sector servicios es el que tira y dentro de él, la hostelería y el ocio especialmente, por tanto desde el Ayuntamiento, pero también desde los vecinos, debemos esforzarnos por proteger e impulsar este sector”.

Lamenta que los locales de ocio nocturno en esta ciudad “estén abocados al fracaso”. Es de los que piensa que tomarse una copa después de cenar o escuchar música en vivo, es prácticamente imposible y aquellos que se arriesgan casi nunca logran aguantar más de dos años. “Por eso la tendencia es abrir negocios moderados, restauración, tapas, terrazas…”, apunta. “No somos una ciudad dormitorio”, defiende y aboga porque los vecinos también entiendan que, dentro de un orden y cumpliendo con la normativa, el ocio también puede convivir en una ciudad.

Mejoras

Para el concejal de Servicios Públicos, Dámaso Arteaga, el resurgimiento de la avenida Anaga se debe principalmente a la remodelación que ha acometido el Ayuntamiento en la zona. “Ahora es difícil acordarse de lo mal iluminada que estaba la avenida, el problema con las aguas residuales mal canalizadas o la acera con cuadraditos que dificultaba el paseo” afirma. “Hemos ensanchado las aceras y acondicionado nuevos aparcamientos en algunos tramos, en definitiva, hemos ganado espacio para la ciudadanía y para que los nuevos locales puedan instalar terrazas”. “Fruto de estas actuaciones -añade- se gana en interés y valor y esa intervención ha sido diseñada por la Corporación”.

Reconoce el edil que el último paso para acabar de transformar la zona de locales pasa por la propuesta técnica que unifique los parasoles y sillas de las terrazas y que avanzó ya está a punto de ser aprobada por los comerciantes que llevan dos años esperando por este proyecto que les permita atender a los clientes en mejores condiciones.

La Noria

En el otro lado de la ciudad, La Noria. En ella, como empresario que lleva muchos años en el mundo del ocio, Carlos Quintero, presidente de la Asociación de Locales de Ocio de Santa Cruz, defiende que el entendimiento con los vecinos resulta primordial para, conjuntamente, llegar a acuerdos y soluciones. “Ahora no tenemos ningún problema en La Noria porque afortunadamente hace años se corrigieron”.

Recuerda Quintero que tras reducir el paso de guaguas, eliminar la zona para monopatines y la zona de botellón que se daba junto al barranco, desaparecieron los conflictos. “Con estas medidas tomadas por el Ayuntamiento se palió el problema del ruido en más del 70%”, añadió el empresario. En cuanto a las zonas de expansión para el ocio en Santa Cruz, Quintero defendió que van a más. “Después de unos años muy malos ya el año pasado empezamos a ver como surgía nuevas áreas como la de Irineo o el empuje de la avenida Anaga”. Respecto a la relación con los vecinos, Quintero pone como ejemplo la zona de terrazas de El Chapatal, “llevan años y nunca han tenido problemas”. Defiende que la presencia policial es garantía para clientes, vecinos y empresarios de que se pueda disfrutar de las zonas de ocio de la ciudad.

El Clavel

Y si La Noria ha logrado solucionar sus problemas, la zona de El Clavel está en ello. Esta revitalizada área capitalina, que en los últimos años se ha caracterizado por ofertar un ocio más nocturno, se está viendo afectada por ese difícil equilibrio, con la apertura y cierre casi continua de locales. Cierres que en la mayoría de casos van acompañados de quejas por lo que llaman “persecución policial”. Incluso formaciones políticas como Sí se puede se hizo eco de estas quejas emitiendo un comunicado criticando la actuación indiscriminada de los agentes que se presentaron antes de la hora que marca la ordenanza.

Sin embargo, en esta zona la opinión de unos y otros está divida. Por un lado están los locales de “toda la vida” dedicados fundamentalmente a la restauración a los que en los últimos años se han sumado nuevos que han revitalizado una zona casi olvidada para el ocio en la capital, y que con recoger sus terrazas a las doce, dicen no tener problemas. Por el otro, están los locales de ocio nocturno, esos que siguen abiertos cuando los restaurantes cierran. Son con estos últimos con los que los vecinos tienen problemas, fundamentalmente reconocen, por el barullo que se produce en la calle, que estrecha y con edificios altos, creando un magnífico espacio para la reverberación del sonido.

Los locales de ocio se lamentan de que no pueden controlar a las personas que se quedan por fuera haciendo botellón y que dentro cumplen con la normativa. Hay quien opina por el contrario que si se ofrecen cervezas a 70 céntimos luego no se pueden quejar de que atraigan gente que hace botellón. En ese difícil equilibrio se mueven unos y otros. El último en cerrar sus puertas, el Banda Aparte, cuyo propietario hace ya casi dos años, pedía públicamente menos presión policial y más diálogo con Ayuntamiento y vecinos. Al final, la presión, pudo más.

OCIO SANTA CRUZ EL CLAVEL

La calle El Clavel lleva años revitalizando esta zona capitalina combinando ocio nocturno y restauración. / FRAN PALLERO

El horizonte es la medianoche

La queja de la mayoría de los locales de ocio pasa por lo que denominan el excesivo celo policial. Así lo denunciaba el Banda Aparte cuando reseñaba que la Unipol se presentaba en su establecimiento y, aunque cumpliendo con la norma, no dejaba ni entrar ni salir a los clientes pidiendo identificación, “los clientes optaron por marcharse” se quejaba entonces su propietario. Pero también muchos otros locales de restauración que se lamentan de tener que cumplir a rajatabla la recogida de terrazas ante la amenaza de la policía.

Aún cuando los locales cumplan con las normas, si un vecino llama para quejarse, la obligación de la Policía Local es acercarse, explican desde el área de Seguridad. Si se detecta algún tipo de infracción se levanta acta y esta a su vez se traslada a Urbanismo que es el que a su vez decide si abre expediente sancionador.