Menos religión, más cultura – Por Juan Henríquez

Centenares de veces me ha pasado esta idea por la cabeza. Hasta he llegado a pensar que sí los españoles dedicaran nada más que la mitad del tiempo que pierden en actos litúrgicos (misas, procesiones, bodas, entierros, bautizos, etc.), y lo invirtieran en cultura en toda su extensión y variedad, estaríamos entre los seres humanos más formados y preparados de la orbe terráquea. Sólo con observar los países laicos, donde las religiones se practican en el ámbito de sus templos, estando prohibidas las exhibiciones en las vías públicas, por ejemplo, sin ir más lejos, nuestros vecinos los franceses.

Ocurre que dicho esto por un jubilado ignoto y pobre escritor/lector isleño, eso sí, con vocación planetaria, es como airear proclamas utópicas a favor de una lucha a muerte por la cultura. Ahora, si es Mr. Edward Osborne Wilson, más conocido como el padre de la sociobiología y premio Pulitzer, el que lo dice, ¡entonces quieto ahí!, estamos hablando de palabras mayores. Sostiene Mr. Edward: la Tierra está sufriendo “una muerte a través de mil heridas” por culpa de la religión y que esta debería de desaparecer en beneficio del progreso humano.

Digo, que siendo laico y anticlerical, primero, por qué tengo que soportar procesiones que interrumpen el tráfico porque cuatro locos han decidido cargarse al hombro a la virgen o cristo, para pasearlo bajo mi ventana; y segundo, por qué en razón a un concordato de la dictadura franquista con la Iglesia católica, hay que darles a la curia eclesiástica 13,28 millones de euros al mes; ¡estamos locos, o qué!

Y por último, cómo una ley impone en la escuela pública la asignatura de religión, encima otorgando a los obispos la facultad de nombrar a los profesores que impartirán las clases, y que a su vez, exigen a los alumnos/as rezar al inicio y final de la jornada, pero…, ¡qué cojones es esto, señores! ¿Es que hemos vuelto al franquismo? ¿Es que no hay en este pueblo quién nos permita vivir en un estado laico? ¡Quiero ser libre, coño!