X
Santa Cruz >

Denuncian el uso de pesticidas peligrosos en el García Sanabria

   

AGUSTÍN M. GONZÁLEZ | Santa Cruz de Tenerife

Imagen de los carteles colocados por Urbaser. / FRAN PALLERO

Los representantes de la asociación de vecinos Toscal-Santa Cruz han expresado al Ayuntamiento capitalino su malestar y preocupación por el uso de pesticidas y plaguicidas en los jardines del parque García Sanabria, que, aunque autorizados en España, están prohibidos en países como Francia y Alemania por los riesgos constatados para el medio ambiente y, sobre todo, para la salud de los niños y las mascotas que puedan entrar en contacto con estas sustancias esparcidas en los espacios públicos.

Abel Román, presidente de la asociación Toscal-Santa Cruz, ha presentado una protesta ante los responsables municipales, al comprobar que la empresa Urbaser, concesionaria del servicio municipal de jardines, ha colocado carteles en numerosos árboles del Parque García Sanabria, en los que alerta del tratamiento con productos fitosanitarios para combatir plagas de insectos. Las hojas informativas especifican que uno de los productos aplicados, un insecticida cuya materia activa es el Imidacloprid, es de “baja peligrosidad” para mamíferos, aves y peces, y “muy peligroso” para las abejas. Los otros dos productos indicados en los carteles (Isabion y Klover) no están clasificados como peligrosos o no se dispone de ecotoxicología. “Se trata -afirmó Román- de productos muy dañinos, como se puede comprobar fácilmente por las miles de abejas que aparecen muertas cada mañana en el parque, antes de que pasen los operarios del servicio de limpieza”. Los carteles en cuestión informan de que los productos fueron aplicados el 11 de noviembre y advierten de que el plazo de seguridad dura una semana, lo que Abel Román entiende como un indicio claro de su peligrosidad.

Daño al medio ambiente

“Van a lo fácil, a lo más barato, por ahorrarse dinero -lamentó Román-, sin importarles el riesgo para el medio ambiente y para las personas y las mascotas que transitan a diario por el parque. Ya pasó hace años cuando aparecieron muertos unos treinta perros. En lugar de estos pesticidas peligrosos deberían emplear alguna opción biológica natural, que las hay, pero que no utilizan porque o es más cara o porque carecen de especialistas cualificados para aplicarlas. La lucha química es más barata que la lucha biológica, aunque más dañina para el medio ambiente”.

“Estos productos -reiteró el representante vecinal- no se deben utilizar en espacios públicos frecuentados por niños y mascotas, que fácilmente pueden entrar en contacto con ellos y hasta llevarlo a sus casas adheridos en sus ropas y calzados”. Precisamente, en el pleno del Ayuntamiento capitalino celebrado el viernes pasado, el grupo del PP -a instancias de la Asociación Toscal-Santa Cruz- preguntó al Gobierno local por este asunto.

“La respuesta del concejal Arteaga -señaló Abel Román, quien estuvo presente en la sesión- fue una auténtica burla porque se limitó a decir que son productos autorizados por el Gobierno de Canarias y el Gobierno central y hasta se emplean en las hortalizas”.

Colapso en las colmenas

En concreto, el presidente de la asociación vecinal indicó que uno de los productos empleados en los jardines del Parque García Sanabria, el Imidacloprid, es un tipo de insecticida neuroactivo diseñado a partir de la nicotina cuyos ensayos sobre ratas indican que el tiroides es el órgano que más se ve afectado por este compuesto.

En Francia, su uso bajo la marca Gaucho, es polémico por su posible relación con el problema de colapso de colonias que se produce en las colmenas de abejas.
Además, Alemania prohibió en 2008 el tratamiento de semillas con neonicotinoides debido también al efecto negativo sobre las poblaciones de abejas, por lo que los productores apícolas han llevado a los tribunales a la empresa Bayer, líder mundial del mercado de agrotóxicos y productor del Imidacloprid.

El pleno de la Eurocámara aprobó un informe del eurodiputado socialista húngaro Csaba Sándor Tabajdi que insta a Bruselas a prohibir el uso de ciertos plaguicidas y reclama la puesta en marcha de campañas para concienciar sobre la gravedad del problema.

En particular, reclama el establecimiento de un calendario que prevea, a largo plazo, la retirada definitiva del mercado de los plaguicidas neurotóxicos y de los productos de uso agrícola que contengan todas estas sustancias.