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Los Divinos, preludio de la fiesta navideña

   

Los Divinos de San Francisco despiertan con el canto de los villancicos a los vecinos que los acompañan en el recital. | JAIME RAÚL FELIPE

DAVID SANZ |Santa Cruz de La Palma

Al igual que con la naturaleza, la isla de La Palma sobresale por la conservación de sus tradiciones. Hábitos sociales que descansan en la dedicación y el talento de generaciones de palmeros en el empeño por singularizar y engrandecer las diferentes citas festivas que conforman el calendario, donde la Navidad tiene un lugar destacado.

Pero si hay un elemento que singulariza de verdad esta celebración navideña en la isla de La Palma, es la música de los villancicos que desde la madrugada del pasado jueves se pueden escuchar por las calles de la capital palmera interpretados por las agrupaciones de Divinos. Son rondallas que recorren las calles de madrugada cantando villancicos los nueve días antes de la Nochebuena. Nueve días que simbolizan, según ciertas interpretaciones, los meses de gestación de Jesucristo en el vientre de María.

El sonido y el sabor de las fiestas del mes de diciembre en la Isla Bonita. | JAIME RAÚL FELIPE

Son noches mágicas, cargadas de emotividad y de recuerdos. Tiempos para la nostalgia y la inocencia. Momentos en los que estremece escuchar, tras la ventana de la casa, las melodías navideñas. Son también tiempos para compartir, de ahí que los vecinos repartan a las rondallas algunas viandas para seguir el recorrido nocturno que se prolonga hasta bien entrada la madrugada.

El historiador Facundo Daranas ha estudiado, además de vivir a fondo, este fenómeno de la Navidad palmera, del que destaca la capacidad para “conservar la tradición”. “Nuestros padres, nosotros y nuestros hijos las cantamos y se crea un hábito que queda como propio”, explicó el historiador.

Facundo Daranas destacó que las rondallas de Lo Divino comenzaron en las dos parroquias. Primero en El Salvador y, en 1954, cuando se constituye como tal parroquia, en San Francisco. “Había que despertar a la gente para llevarla a misa de las seis de la mañana en las nueve noches antes del 24 de diciembre, las misas de luz que otros han querido asociar sin fundamento no a los nueve meses de gestación, sino a las antífonas”. Con el paso de los años, las agrupaciones de Divinos se han multiplicado e incluso nacieron Las Divinas.

Los Divinos de San Francisco durante un ensayo. | JAIME RAÚL FELIPE

Daranas relató que los instrumentos originales con los que salían a las calles estas rondallas eran las castañuelas, panderetas, el triángulo y el bombo. Además de las bandurrias (primera voz), los laúdes (segunda voz) y las guitarras, como acompañamiento. Ahora hay grupos que tienen incluso gaitas. Daranas señaló además que la mandolina es otro instrumento que se ha empleado, así como la flauta.

El villancico recorrió por primera vez las calles en 1947, perteneciente a la iglesia de El Salvador. Desde esa fecha, Daranas indicó que se han añadido villancicos compuestos en La Palma, como La Malagueña, de Francisco Galván, o Santa Cruz de La Palma es todo un cantar. Además destacó el trabajo de otros compositores que han hecho temas en estos años como son Adolfo Plata o Raúl Arrocha.
Es díficil entender la isla de La Palma sin la música, al igual que sería incompresible la Navidad palmera sin el sonido de los villancicos de Los Divinos.

La mistela y otros licores que ofrecen los vecinos agradecidos ayudan a mantener el calor y la garganta para continuar la ronda. | JAIME RAÚL FELIPE

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Los Divinos de San Francisco llevan la magia de las fiestas en sus canciones

Los Divinos de San Francisco, como el resto de las rondallas que participan en la Navidad palmera, hacen un esfuerzo inmenso para que no dejen de sonar los acordes de los villancicos en las vísperas festivas. Son gente de distintas edades que duermen durante nueve días escasamente un par de horas y que mantienen su ritmo de trabajo o de estudios normal. Con el frío y el esfuerzo por cantar, las voces -pasadas las primeras noches- se empiezan a resentir. La mistela y otros licores que ofrecen los vecinos agradecidos ayudan a mantener el calor y la garganta.

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