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LA AGRICULTURA EN LA PALMA, A EXAMEN >

El regreso al campo palmero

   

Hay proyectos que tratan de integrar al campo nuevas generaciones. | DA

EUGENIA PAIZ | Santa Cruz de La Palma

El regreso al campo palmero se ha convertido en una necesidad para muchas familias. Ese reversión, lenta pero constante al sector primario, dibuja una línea ascendente en una proporción que guarda relación directa, dicen los expertos, al crecimiento del número de parados que se han ido sumando en los últimos tres años en los listados oficiales de desempleados en la Isla.

Los que durante décadas miraron con sana indiferencia -dependientes exclusivamente del sector servicios- la agricultura de subsistencia y la actividad agraria profesional como medio de vida, reconocen ahora el “la ventaja” que supone poseer y explotar la tierra como un mecanismo de ingresos complementarios, y a veces único medio de vida, en las cada vez más debilitadas economías familiares. Más allá de ese horizonte, y del tradicional monocultivo del plátano, se dibuja otro, más prometedor y con nuevas herramientas de modernización aplicadas a la explotación agraria y con una cada vez mayor profesionalización del sector.

Miguel Bravo, miembro de Cocampa desde hace 10 años y presidente de esta cooperativa del campo palmero desde hace tres, en la que ya se integran cerca de un millar de agricultores, explica que un 50% de los socios viven exclusivamente del cultivo de frutas y hortalizas que comercializan dentro y fuera de la Isla. Subraya que se está produciendo un lento giro que cada vez más familias dan para regresar o incorporase por vez primera vez al sector primario pero con una filosofía clara de modernización en sus cultivos, conscientes de la necesidad de regular la producción y de atender la demanda de un mercado interior que hasta la fecha importa el 60% de los productos de primera necesidad consumidos en la Isla.

Bravo defiende las bondades de Cocampa, que desde su creación, en el año 2002, ha generado innegables beneficios a la agricultura del mercado interior de la Isla, no sólo por las ayudas a la comercialización local, que suponen el reparto entre los agricultores de más de 500.000 euros al año, sino porque su relevante papel frente a las instituciones y por su asesoramiento directo y por el trabajo en planificación agraria que trata de llevar a cabo no sin pocos inconvenientes.

Algunos de los agricultores que han apostado por ejercer su actividad con mayor profesionalización de su actividad ponen algunos peros al sistema tradicional de comercialización, dado que aunque la empresa es una cooperativa agraria, su funcionamiento comercial depende todavía en gran medida de los mayoristas y distribuidores de la Isla.

La acción de los intermediarios encarece, en ocasiones de forma sustancial, el precio final del producto en el mercado, mermando la liquidación de los agricultores. Aunque algunos mayoristas siguen marcando la pauta de precios y de calidad del producto, muchos defienden la necesidad de un cambio gradual e imparable que pasa por pedir la intervención de la administración para evitar que la importación de productos que pueden producirse en la Isla constituya una competencia desleal, un frente abierto también para otros subsectores agrícolas como el vitivinícola.

Entre los servicios que ofrece a sus socios esta organización agraria figura la tramitación de los seguros, imprescindibles en una etapa de cambios climatológicos, con temperaturas cada vez más altas en verano y duros inviernos. Cocampa juega también un papel fundamental en la distribución de medios ecológicos de lucha contra plagas, ensayos experimentales sobre los cultivos de cítricos y aguacates y en un trabajo permanente para la mejora en las condiciones de compra de productos y servicios.

Para algunos, la agricultura se ha convertido desde hace poco, en el complemento de la economía familiar. | DA

La Organización de Productores de frutas y hortalizas ha cerrado el último año con la entrada de 4.000.000 de kilos de frutas y hortalizas, lo que supone una facturación superior a los 3 millones de euros. Pese a la satisfacción de sus responsables, la organización se enfrenta a nuevos retos que pasan por conseguir la identificación de la fruta de origen palmero en los puntos de venta y el fomento del consumo de productos locales. En esta estructura cada vez más potente, para Migue Bravo juega un papel fundamental la empresa pública Sodepal, demonizada por la falta de transparencia de su gestión, pero defendida por otros como el presidente de Cocampa, que afirma que “Sodepal nos ha dado cañas de pescar, cuando durante muchos años nos daban directamente el pescado sin más herramientas para producir y comercializar con cierta autonomía”.

Un ejemplo de esta vuelta al campo como medio de vida rentable, lo aporta el testimonio de un nuevo miembro de Cocampa, Juan Víctor de Paz Calero. A sus 44 años ha dejado atrás su trabajo en una empresa familiar de transportes, que ahora gestiona su esposa, para dedicarse en exclusiva al cultivo de todo tipo de verduras y hortalizas que además comercializa a través de Internet. “Yo había sido transportista, pero decidí meterme en este proyecto, cultivando mis huertas de forma profesional consciente de los perjuicios que hay pero seguro de que las cosas en mi empresa empezaban a ir mal y que esta podía ser la solución”. Explica que “aunque no tienes todas las garantías de vender la producción, y sigo indignado con el sistema en la comercialización, siento un fuerte arraigo por la tierra. No hay ningún lugar en el que coseches algo y que no resulte productivo, tenemos una tierra muy fértil y este es un proyecto muy bonito en el que hemos puesto toda nuestra ilusión”.

“En las huertas trabaja mi padre de 80 años y también mi mujer”. En una situación parecida se encuentra Antonio Luis Martín, con 2.500 metros cuadrados de tierra cultivada de verduras en el Barranco de Hermosilla. Es miembro de Cocampa desde hace dos años, cuando sólo tenía 25. “Yo soy técnico administrativo y había empezado a estudiar Empresariales en La Laguna, pero a la vista de como se estaban poniendo las cosas de difíciles me vine a La Palma para trabajar en las tierras de mi padre y me matriculé para seguir estudiando en la UNED”. Asegura que “hago lo que me gusta, y aunque mi padre se sorprendió un poco cuando le dije lo que pretendía hacer, ahora está muy satisfecho. Yo comercializo mis productos, lechugas, zanahorias y otras hortalizas a través de Sodepal y de momento me va bien. Me llega para vivir y tengo claro que aquí y en este trabajo está mi futuro”. “Se puede vivir de esto, pero también es verdad que yo tenía lo más difícil hecho porque mi padre tenía los terrenos y el agua de riego”.

El problema, para estos jóvenes emprendedores e ilusionados por conseguir un medio de vida estable y solvente, son la competencia desleal y el papel preponderante que a veces juegan algunos intermediarios. Pese a todo, la ilusión por crecer y conseguir mayores rentas es su objetivo.

Ayuda de Sodepal

Pese a la controvertida gestión de Sodepal, empresa pública del Cabildo, la entidad sigue defendiendo un trabajo serio que acomete a través de la Agencia de Empleo y Desarrollo Local, cofinanciada por el Servicio Canario de Empleo, el Fondo Social Europeo y el Ministerio de Trabajo.

Sodepal ofrece un servicio integral de información, orientación, asesoramiento y animación empresarial directa y personalizada a todas aquellas personas que intentan iniciarse en el sector primario de La Palma. Es fundamental la ayuda técnica para desarrollar la idea inicial y analizar su viabilidad.

Los mayores han visto que los jovenes regresan al campo. | DA

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Recuperación de fincas abandonadas

Jóvenes y mayores apuestan por recuperar fincas que hasta hace poco estaban prácticamente abandonadas. Ahora, en ellas se producen todo tipo de hortalizas que se comercializan a través de diferentes canales, ya sea en los mercadillos, con Sodepal, o en la propia red, donde Juan Víctor vende online la practica totalidad de productos de la huerta palmera.

Otros han apostado, frente a la crisis, por monocultivos como el aguacate o los cítricos, pero también la papa, que poco a poco va ganando terreno en fincas destinadas sólo al cultivo de forraje para el ganado. Padres e hijos suman esfuerzos en estos nuevos proyectos emprendedores, donde lo más importante es la constancia y el esfuerzo para conseguir exportar sus productos y conseguir rentas más altas.

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