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A LO QUE VOY > POR DAVID SANZ DELGADO

En el limbo > David Sanz

   

Pasado el terremoto político de la moción de censura del Cabildo de El Hierro y reconquistada la aparente calma en La Palma, que sufrió las réplicas de la operación en la Isla del Meridiano, los socialistas siguen esperando a que alguien los ilumine sobre cuándo, cómo y dónde deben pactar con Coalición Canaria en el Cabildo. Una circunstancia que los mantiene en una especie de tierra de nadie, porque ni gobiernan ni pueden hacer oposición por aquello de los efectos colaterales del acuerdo regional, para sosiego del gobierno insular de CC, que gestiona los logros, y del Partido Popular, que aparece como la única voz crítica en el Cabildo.
Mientras tanto, habitan también en el limbo ocho concejales con responsabilidades de gobierno en los dos principales municipios de la isla de La Palma tras la inmolación propiciada por José Miguel Pérez a mayor gloria del pacto de gobierno de Canarias. No es que piense que Sergio Matos o Chema de Vargas vayan a montar Socialistas por La Palma, ni siquiera que les haya pasado por la cabeza esta idea, pero lo cierto es que la voluntad de la actual dirección del PSC-PSOE de convertirlo en un partido taxi que da vueltas en torno a Vegueta parece que está teniendo éxito.
Lo del nombramiento de Álvaro Argany como único representante de La Palma en el Gobierno de Canarias terminó de descolocar a los socialistas palmeros. No porque el presidente insular del PSC-PSOE no esté más que preparado para desempeñar esa función. Argany es un político de talla, pero no era su momento. Los socialistas de La Palma tenían otros nombres y otra voluntad de lanzar a un cargo público a personas que después tuvieran una mayor proyección política en el ámbito insular o municipal, que es lo lógico y normal.
Los más contenidos creen que esta designación del actual vicepresidente del Gobierno responde al desconocimiento profundo que padece del partido y de las personas que lo conforman en las diferentes islas (las veces que ha venido a La Palma desde que es secretario general se pueden contar con los dedos de una mano y quizá sobra alguno). Mientras que los más conspiranoicos, encuentran en esta decisión una nueva patada en la canilla al secretario general del PSOE en La Palma, Manuel Marcos Pérez, a quien todavía le guarda la osadía que viniendo de una isla no capitalina haya estado cerca de arrebatarle la dirección del partido en el último congreso si no llega a intervenir Pepe Blanco y su guardia pretoriana.
Lo cierto es que el PSOE en La Palma, como en casi toda Canarias, anda más perdido que el barco del arroz a pocos meses de unas elecciones en las que, por lo menos en esta Isla, de no cambiar las cosas, van a tener difícil encontrar hasta quien pegue los carteles de Rubalcaba.