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La Mágica Danza del Diablo en Tijarafe

   
Danza del Diablo Tijarafe

Miles de personas acuden cada año a Tijarafe para encontrarse en la plaza de Candelaria y “correr” en esta danza singular en la que el Diablo arde gracias a 40 kilos de pólvora. / DA

EUGENIA PAIZ | TIJARAFE

Todo esta preparado para la mágica madrugada del 7 de septiembre. La tradición marca esta fecha como indispensable en el calendario vital de los tijaraferos, pero también de miles de personas que llegadas desde todos los puntos de la geografía insular quieren participar en la Danza del Diablo, el número más importante de las fiestas patronales en honor a la Virgen de Candelaria.

La conocida como Danza del Diablo es el encuentro del pueblo, de lo popular y lo pagano en el contexto de una fiesta eminentemente religiosa donde se produce la lucha entre el bien y el mal, en un número cargado de una enorme fuerza vital y visual. En la primera década del siglo pasado se construyó, con una carcasa ahora recubierta de un material ignífugo, la figura diabólica, en torno a la que minutos antes también bailan enloquecidos gigantes y cabezudos, elementos imprescindibles de este encuentro festivo declarado de Bien de Interés Cultural hace ya cuatro años.

Las investigaciones que en la primera década del siglo XX llevó a cabo José Luis García Francisco, indican que la incorporación de esta danza a las fiestas patronales estaba ligada a un personaje llamado Cataclismo, el mismo que más tarde, en virtud de la imaginación de varios vecinos pasó a convertirse en el Diablo, un sencillo armazón de madera y cañas que era recubierto con una pasta a base de cal y agua para protegerlo del fuego. En la evolución casi natural de la fiesta, ese mismo Diablo pasó a denominarse Sinforiano, el precedente de este Diablo del siglo XXI, más sofisticado, adaptado a los nuevos tiempos y con no pocas medidas de seguridad para el hombre que se ha entregado a la fiesta desde hace ya 11 años dando movimiento a la figura.

Ricardo Miguel García Castro -fascinado por bailar el Diablo desde que era muy pequeño- consiguió su fin en 2001. Desde esa fecha cada 7 de septiembre y durante cuarenta minutos soporta unos 70 kilos de peso. Porta 40 kilos de pólvora además de un pesado armazón dentro del que respira gracias a una botella de aire comprimido. Todo ello está aderezado por la “presión de la gente”, por los nervios de los minutos previos a la danza, por la tensión de la salida, el alivio de la salida y por la emoción contagiada de los miles de personas que gritan a su alrededor y que quieren “correr el Diablo”. “Quedo exhausto y tardo algunos días en recuperarme”, reconoce Ricardo. Solo los nacidos en Tijarafe tienen la posibilidad de bailar el Diablo y este vecino del barrio costero de La Punta se siente un privilegiado. “Desde los 14 años estoy haciendo una cosa u otra en las fiestas, pero mi ilusión desde que era un niño pequeño y mi madre me llevaba a la fiesta era bailar el Diablo”.

Este número, uno de los más populares dentro del mapa festivo insular, está protagonizado por una figura que tras terminar de ser quemado por partes muestra sus respetos a la Virgen aceptando la derrota final del bien sobre el mal. Esta exhibición de pirotecnia ha logrado colocar a las fiestas patronales de Tijarafe en un lugar de excepción por su propia singularidad y por la atracción que supone para miles de personas que cumplen fielmente la tradición de visitar Tijarafe de nuevo el próximo miércoles para reencontrarse en una nueva edición con la frenética música, con el ambiente festivo y con la danza que durante 20 minutos y a partir de las 2 de la madrugada protagonizará de nuevo el Diablo. La nueva edición de este número, precedido por horas de verbena popular, contará con algunas novedades, cambios que se mantienen en secreto y que sorprenderán a los miles de asistentes a la fiesta.

La declaración de este baile como Bien de Interés Cultural “supone no sólo el reconocimiento a lo que significa el Diablo dentro del acervo cultural y festivo de Canarias, sino que también invita a su conservación, difusión y disfrute garantizando la pureza de sus elementos constituyentes”. Para colaborar con todo ello, cuenta desde hace años con un logotipo identificativo que refleja el carácter festivo del Diablo”, recuerdan desde el Ayuntamiento de Tijarafe. Los representantes municipales defienden “la preservación de los elementos inmateriales de nuestra cultura”. Así, para evitar que éstos pierdan su esencia por contaminarse con elementos extraños, el Cabildo y el Gobierno de Canarias entendieron que merecía la protección que le otorga haber sido declarado Bien de Interés Cultural, una figura que protege y realza esta manifestación cultural.

La fiesta es organizada por el Ayuntamiento desde finales de la década de los 70. Ahora, la carcasa elaborada a base de fibra y cuyo destino final es arder es rodeada por un amplio cordón de seguridad conformado por voluntarios. Pero la marea de gente corre el Diablo solo para “tocarlo”, y dejarse invadir por la enorme emoción que, dicen los incondicionales, “tienes que sentir al menos una vez en la vida”.