(des) trozos > Luis Padilla

Las formas, el fondo y el (negro) futuro > Luis Padilla


El fútbol es raro.
Tan raro que, en un par de meses, lo que hoy es gris puede pasar a ser blanco. O totalmente negro, que también cabe esa opción. El Tenerife está ahora más cerca del gris oscuro que de los colores claros y, aunque a Antonio Calderón no le gusta el cuadro que está pintando, parece empeñado en arreglarlo con pinceladas (o, más bien, brochazos) en tonos negros.

FORMAS Y FONDO. El Tenerife puede empatar en Vecindario. De hecho, una vez ya perdió allí con Casuco en el banquillo. Lo que no puede hacer el Tenerife en ese escenario es portarse como un equipo cobarde, conformista y poco ambicioso. Porque, a veces, las formas importan más que el resultado. Los últimos partidos entre Madrid y Barcelona son un ejemplo: nadie ha criticado a Mourinho por perder, sino por el planteamiento elegido. Con Calderón ocurre lo mismo. No duelen las derrotas (o los empates), sino ver a los blanquiazules refugiados en su área mientras son embotellados ¡en el Heliodoro! por rivales como Coruxo, Celta B, Leganés, Atlético de Madrid B o Marino de Luanco. Y eso duele incluso con los tres puntos en el bolsillo. Antonio Calderón demostró hace un par de años en Huesca ser un técnico competente. Pero el Huesca era entonces un equipo pequeño de Segunda División que tenía por único objetivo la permanencia. El Tenerife, en Segunda División B, no es un equipo pequeño. Y no puede comportarse como si lo fuera. No se trata de ganar o perder. Se trata de imagen.

EL ORGULLO.
A día de hoy, el Barça de Guardiola puede perder. Incluso, es posible que sea eliminado por el Real Madrid dentro de cuatro días. Lo que no hará es comportarse como un equipo cobarde y traicionar un estilo y una historia. Por eso sus aficionados se sienten orgullosos incluso tras perder una final de Copa del Rey o tras caer en unas semifinales de Champions. Inmensamente tristes, pero orgullosos. Y por eso, hasta corean el nombre de un futbolista (“Meeeeessi, Meeeeessi, Meeeeessi…”) que falla un penalti decisivo en el último minuto y con 0-0 en el marcador. También a día de hoy el Tenerife de Calderón puede ganar. Incluso, es posible que ascienda de categoría. Lo que es más difícil es que los aficionados blanquiazules se sientan orgullosos de su equipo. Sobre todo, si gana como lo hizo ante Coruxo, Leganés o Celta B. O si juega como lo ha hecho en la mayoría de sus desplazamientos. Estarán felices por la victoria o por el ascenso, inmensamente felices, pero no orgullosos. El resultado, sin duda, es importante. Pero las formas también lo son. Y más en el fútbol.

PD:
me piden que comente algo sobre un locutor grancanario que narró con odio hacia Tenerife el tanto del empate marcado el domingo por el Vecindario. Referirme a un sujeto así es perder el tiempo. Si su felicidad sólo se alimenta de las desgracias ajenas, tiene un problema. Y si además se niega a reconocerlo, tiene dos.