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Los vecinos de Santa María del Mar se sienten discriminados

Los bloques de viviendas del barrio de Santa María del Mar, en pie desde 1965, se rehabilitaron por última vez en 1984. Hoy acusan el paso del tiempo. / FRAN PALLERO

ÁNGELES RIOBO | Santa Cruz de Tenerife

“Pagamos los mismos impuestos que los que viven en el centro de Santa Cruz, pero no disponemos de los mismos servicios”. Esta afirmación la realiza Bernado Bethencourt, actual presidente de la Asociación de Vecinos Ciudad Satélite, del barrio de Santa María del Mar.

A pesar de estar a tan sólo seis kilómetros de la capital tinerfeña, los vecinos de Santa María se sienten muy alejados de Santa Cruz de Tenerife por motivos no sólo físicos sino también referidos a los servicios y calidad de vida que pudiera tenerse en la capital de la Isla “y que a nosotros nos queda demasiado lejos, afirma Bernardo. El representante vecinal, que asumió el cargo hace tan sólo tres meses y asegura que ya está pensando en dejarlo, por el exceso de responsabilidad y los pocos resultados que obtiene tras un gran esfuerzo, apunta que los vecinos a los que representa se sienten “abandonados por las autoridades” locales.

En primer lugar, Bernardo Bethencourt alude a la falta de limpieza y el estado de abandono de las calles y jardines del lugar. En este sentido, añade que “no es normal que sólo dos operarios se encarguen no sólo de Santa María, sino también de los Alisios y Cuevas Blancas”, deplora, “mientras que yo bajo al Mercado Nuestra Señora de África y me encuentro como seis operarios de limpieza”, añade. En este punto, recuerda que, mientras Santa María dispone de unos 1.600 habitantes, los tres núcleos poblacionales, junto a Cuevas Blancas y Los Alisios, suman más de 2.500 vecinos. Otro de los aspectos que más preocupa a los habitantes de Santa María es el estado de sus bloques de viviendas.

La urbanización, compuesta por unos 50 bloques de edificios, se construyó en 1965 y en 1984 fueron pintados con la ayuda del Ayuntamiento de Santa Cruz. “En aquel entonces cada vecino puso unas 1500 pesetas para pintarlo”, recuerda uno de los primeros moradores de Santa María, José Hernández, quien además presidió la asociación de vecinos desde 1982 hasta 2008. Pero el paso del tiempo ha hecho mella, el estado actual de los edificios es “lamentable” y la cifra actual de la reparación es casi la misma, pero en euros. “No todos los vecinos pueden hacer frente a los más de 1.200 euros por vivienda que cuesta la rehabilitación. Además de la cuestión estética, la seguridad comienza a estar en entredicho.

Ya no es sólo la pintura sino también tuberías y demás, y está claro que no todos los vecinos tienen las mismas posiblidades. “Hay muchas familias que no pueden hacer frente a esta cantidad. Muchas personas sólo cobran 400 euros y les es imposible afrontar el gasto”, aseguran. En su trabajo diario los vecinos encontraron una solución consistente en recibir fondos por la instalación de placas solares en sus tejados, pero se toparon con el impedimento de que los 50 bloques tienen el mismo número de catastro. Los accesos a la autopista que tienen a tan sólo unos metros de sus domicilios son otro tema controvertido.

“Nos sentimos engañados. Para entrar o salir de Santa María hay que dar un rodeo inmenso”, suma la vecina del barrio Sabina Lemus. En este punto recuerdan los diferentes encuentros mantenidos con una Consejería de Obras Públicas que, según ellos, durante las últimas obras de la conexión con la TF-5 y los accesos a los centros comerciales, les prometió que tendrían una salida y entrada directa a la autpista, “pero nos cerraron las salidas”, recuerdan.

“No disponemos unos accesos dignos. Si tenemos una emergencia hay que dar un rodeo absurdo para salir de aquí”, añade otro vecino, que quiere mantener su anonimato. Además de las cuestiones materiales, los habitantes de Santa María han sufrido los recortes de la crisis en forma de suspensión de todos los cursos y actividades municipales que se desarrollaban en la urbanización. “Nos lo han quitado todo, subvenciones y todo”, lamenta el presidente de Ciudad Satélite y añade que “todas las actividades que estamos realizando ahora aquí, dibujo, baile, canto, música, etc.; se las pagan los propios vecinos de su bolsillo”.

La droga, el paro juvenil (“que lo tenemos por todos lados”), la delincuencia y la falta de seguridad son otros de los problemas que preocupan a los vecinos de Santa María del mar, y en particular al presidente de la Asociación de Vecinos Ciudad Satélite, quien comienza a acusar el desánimo que le produce responsabilidad. “Es frustrante. Mandas escritos a los organismos competentes y ni te contestan o tardan en contestarte, por eso la gente del barrio se te echa en tu contra, porque creen que no estás haciendo nada”, concluye.