sin objetividad >

Chorizos, por José Antonio Felipe

El pasado lunes me encontraba con mi compañero y amigo Martín-Travieso degustando unos chorizos asturianos en un restaurante de la capital. Él decía que como el chorizo criollo ninguno; yo le espetaba que nada supera al chorizo de esta tierra, el de Tenerife. Lo que comenzaba a ser una discusión se acabó de repente cuando una llamada en mi teléfono móvil, como si estuviera en el banquillo del CD Tenerife, empezó a sonar. La voz que apareció al otro lado fue clara y concisa: el proceso de convergencia, el de la fusión, el de la unidad del baloncesto patrio, se iba al garete. Eso era algo que habíamos dicho en Teide Radio desde hace mucho, mucho tiempo. Agoreros, pesimistas y anticanaristas o antitinerfeñistas nos llamaron. Aguantamos el tirón, criticamos lo que considerábamos necesario y nos sorprendimos con cada giro que daba esta rocambolesca histórica llena de utópicas intenciones en su inicio y lamentables actores en su desarrollo y final. Curiosamente ha sido María del Cristo Pérez, la consejera de buenas maneras y voluntad firme, la que ha puesto las cartas boca arriba y ha hecho lo que su antecesor no se atrevió. El comunicado emitido por el Cabildo habla claro. Una parte, el Tenerife Baloncesto, ha incumplido. Esa misma parte no ha sido capaz de justificar 140.000 euros de dinero público destinados a sanear la sociedad anónima, tan necesario para llevar a cabo la fusión y aparecer por la ACB, esa asociación en la que siguen estando los mismos de siempre, anquilosados, agarrados a sus sillones, que sabe venderse muy poco, pero cobran muy bien a los clubes. Hasta siete incumplimientos se contabilizaron en el día de ayer. Lamentable. Esperpéntico. Intolerable. Siempre creí que el proyecto de futuro del Canarias era mirar obsesivamente al pasado. Desde hace mucho tiempo he venido creyendo que el del Tenerife Baloncesto es obstaculizar la fusión, poner piedras en el camino y meter dentro del proceso a personas que solo querían dinamitar y acabar con ella. Desde ayer también empiezo a tener la certeza de otras muchas cosas que creo, pero que quizás es mejor no decir aquí. Saldrá solo. Ahora los blanquiazules tienen un mes para presentar alegaciones. Si no fuera algo tan serio esperaría por éstas para asegurarme unas buenas risas. Pero esto no tiene gracia. Desgraciadamente en este asunto, Martín-Travieso y yo teníamos razón, como también me la dio el pasado lunes, después de discutir mucho: como el chorizo de la tierra no hay nada.