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Estimado señor Ríos Rull > Rafa Muñoz Abad

Inclito señor Ríos Rull, me veo en la inaplazable tesitura de contestar su “curioso” análisis acerca de la titularidad de las aguas canarias. Que usted se considere nacionalista me parece más que respetable. No representando tal tinte político un salvoconducto que le permita adjudicar la titularidad para su ideología de unos recursos que por encima de todo -y como usted bien sabe- pertenecen al estado español como entidad soberana de unas aguas, que en base al derecho marítimo internacional no son archipielágicas con lo que ello trasciende. Usted es letrado y sabedor de que más allá de las interpretaciones de las leyes, estás se vertebran por un principio de jerarquía normativa. Razón por la que el Derecho internacional marítimo, que este país tiene recogido en su jurisprudencia, está por encima de cualquier papel mojado al estilo del Real Decreto del 31/12/2010 relativo a las aguas canarias que a ustedes se les concedió con objeto recompensar sus habituales bandazos y servidumbre política. Tal decreto limita cualquier concesión a no contravenir lo que el Derecho marítimo internacional establece; así que mañana pidan Júpiter, y también se lo darán. Usted, bajo el dictado del antifaz verbal, gusta de sumar calabazas con papas y echar generosas dosis de demagogia y populismo al tema. Las aguas allende de las 12 millas jurisdiccionales donde a groso modo finaliza la soberanía del estado español, son espacios internacionales ya que canarias no es un país soberano por mucho que a algunos les irrite. Cita usted a Marruecos. Estimado señor, Marruecos no se preocupa lo más mínimo porque es sabedor que el Real Decreto anteriormente citado está amordazado por la legislación internacional; razón por la que empiezo a creer que o bien los engañaron, o lo que es más grave, que realmente desconocen el tema. Aún así, quiero pensar, que usted como persona formada, realmente es conocedor de la quimera que su grupo argumenta con marrullerías jurídicas y románticos dictados; anhelando el día en que en los libros de textos aparezca entre Tenerife y Las Palmas algún disparate del estilo: El mar canario. Me consuela pensar que su discurso solo busca rédito electoral y así les va. Comparto con usted que el establecimiento de una mediana entre las aguas españolas y marroquíes es un deber inexcusable que debe de acometerse con celeridad para delimitar los espacios y sus explotaciones. En resumen, su discurso es agua de borrajas. Una pataleta nacionalista que maliciosamente creo aprovecharse del desconocimiento que el gran público tiene del tema. Aún recuerdo el lamentable discurso de la señora Oramas haciendo referencia al caso canario donde osaba comparar como Francia e Inglaterra tienen regulados los espacios marítimos de sus posesiones de ultramar. Eso se llama manipulación. El mar canario es una trama, por no hablar de disparate, que difícilmente se sostiene. ¿Sabe usted lo que Francia denomina “país archipielágico” para alguna de sus posesiones de ultramar? Búsquela. A ella le remito, y después, explíquesela a la señora Oramas y a los canarios. Respecto a la explotación o no de una bolsa de hidrocarburos, no se parapete en la biodiversidad o la industria del turismo. Le recuerdo el déficit energético que tiene este país y la dependencia del suministro como para permitirnos el lujo de mirar para otro lado ante una hipotética industria off shore en nuestras costas, que por otra parte, sí que sería esa diversidad que ustedes tanto pregonan. Noruega tiene una estricta normativa medioambiental; explota su turismo, y goza de los beneficios que da el crudo que extrae. Y profundizando en sus temores, le informo de que a diario cruzan supertanques cargados de crudo procedentes del Golfo de Guinea entre las islas. De nuevo vuelve a confundir conceptos. Atentamente, le insto a debatir el tema cuando usted quiera.

*Doctor en Ciencias Náuticas y Evolución de la navegación.