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Tocata y fuga de Lolita, por Álvaro Díaz

Suenan tambores de guerra en el deporte canario, que ya está inmerso de lleno en el enésimo capítulo de la interminable historia del ‘pleito insular’ tras levantarse en Gran Canaria el hacha por un “a ti te dan más que a mí” por ser chicharrero. El drástico recorte a las federaciones, clubes y pruebas deportivas que planteó el Gobierno de Canarias en sus Presupuestos para 2012 no sólo encontró en su día la lógica respuesta por parte de la comisión de las Federaciones Deportivas Canarias sino que ahora, en el centrifugado de la crisis, están también los respectivos equipos representativos de las distintas especialidades y sus descendientes inmediatos en las siguientes categorías nacionales. Así y mientras los primeros tiemblan por lo que puede pasar, los segundos ya no tienen dinero para viajar, haciéndolo muchos con el mínimo de jugadores posibles y en condiciones de precariedad absoluta. Y es que como en la peli ‘Tocata y fuga de Lolita’ donde un padre, al enterarse de que su hija se marchó de casa para irse a vivir con unas amigas y en lugar de escandalizarse se metió en su mundo juvenil e incluso se hace hippie bohemio, a los clubes canarios también les espera una etapa muy hippie.