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Así estamos > Jorge Bethencourt

Se pueden sacar algunas conclusiones generales de este pandemonium llamado España. La primera es que nadie quiere que le toque el muerto. O lo que es lo mismo, reformas sí pero la reforma bien entendida nunca empieza por uno mismo. Parece un hecho probado que nuestra economía no crece. Y como no crecemos, porque producimos caro y no muy bien, no podemos ingresar en caja todo el dinero público que gastamos cada año. Así que además del dinero que ya debemos, estamos pidiendo más crédito. Unos 90.000 millones de euros el año pasado y unos 50 ó 60.000 millones este año. No es que debamos mucho (hay países que deben más) pero tenemos poca capacidad para pagar lo que debemos. Por eso nos están subiendo los intereses. El problema es que vivíamos en una burbuja de crédito público y privado. El tiovivo de la construcción de viviendas, que era un pufo del tamaño del Everest, se paró. Y paró a cientos de miles de personas. Y a los bancos, que habían devorado ladrillo en un festín imparable, los tuvieron que salvar con nuestro dinero, con nuestros impuestos, los partidos políticos -todossssss- que indultan a los banqueros que les perdonan sus deudas. Dicho esto, tenemos un millón de personas que cada día falta a su trabajo (supone 18.000 millones al año), un fraude fiscal y una economía sumergida esplendorosa. Tenemos más titulados universitarios que la media europea, pero una cifra escandalosamente baja en formación profesional. Tenemos de los salarios más bajos de Europa, pero nuestra productividad es de las peores. Tenemos demasiadas pymes y pocas grandes empresas. Estamos a la cola de las colas en innovación y desarrollo tecnológico. Tenemos, ahora, unas de las cargas fiscales sobre el trabajo más altas de Europa en todos los tramos pero, tócate las narices, la mayor recaudación se obtiene en los niveles de salario de entre seis mil y treinta mil euros. Bajo la bandera de defender los servicios públicos todo el esfuerzo, todas las ideas, todas las acciones se vuelcan en sacar más dinero del bolsillo de los contribuyentes. Ahora, en Canarias, suben los impuestos (el mismo día del opio del fútbol, qué listos). Volvemos a ser aún más pobres. El consumo caerá aún más, la economía privada volverá a enfriarse y avanzaremos aún más en el camino de la pobreza. Esto es todo lo que podemos esperar de quienes están gestionando el futuro sin comprender los errores del pasado. Estábamos al borde del abismo y con valentía, decisión e ineptitud hemos dado un paso adelante.

Twitter@JLBethencourt