LAURA BARRERA | Santa Cruz de Tenerife
TEA Tenerife Espacio de las Artes será este martes (20.30 horas) escenario de la presentación de Elena vuelve a estar de luto, un volumen de relatos de Sinesio Domínguez Suria (Santa Cruz de Tenerife, 1944), editado por La Página Ediciones. En esta obra, Domínguez Suria aborda su segunda incursión en la narrativa breve.
Ganador del Premio Nacional de Novela Corta Ciudad de Salamanca en 1966, en su nueva obra, el autor reúne 13 cuentos surgidos en los periodos de “inactividad” entre la elaboración de sus novelas, ya que según afirma, este tipo de escritura surge “entre que matas una y empiezas otra”. De hecho, el relato que da nombre a la obra es una novela condensada, dividida en cuatro capítulos, que, posteriormente, podría ser susceptible de convertirse en una novela en el sentido tradicional. Definidos por el autor como “cuentos de tipo intimista”, se nos presenta un conjunto de historias que constituyen un homenaje a la poética de lo cotidiano, huyendo de las tramas de excesiva acción. Brújula de buganvillas, Esdrújulos o El retorno son algunos de los relatos del libro.
Historias y personajes surgidos de familiares y amigos, pero pasados por el tamiz de la ficción, con el que la realidad se diluye entre las ornamentaciones propias de la literatura. “La realidad es una historia y yo escribo sobre hechos que sean novelables,” pero la literatura es siempre ficción, porque “cuando se pasa a la ficción uno se desboca”.
A pesar de las dificultades que existen en el Archipiélago, debido a su situación de ultraperiferia, Sinesio Domínguez Suria afirma que “la literatura en Canarias no tiene un problema de calidad, sino de difusión.” Además, rechaza que este inconveniente radique en una escasa cultura literaria, señalando un problema de oportunidad o de fronteras. “Ese problema le pasa a todas las regiones. Tenemos escritores de una enorme calidad, como José Luis Correa, Víctor Álamo, etcétera. No tenemos nada que envidiar.”
Arquitecto técnico y licenciado en Filología Hispánica, Sinesio Domínguez se identifica con la premisa fetasiana de contar desde la emoción, confesando que escribe por la propia satisfacción de crear algo, para “sacar” a la luz sus ideas.