retiro lo escrito >

Precipicio > Alfonso González Jerez

Casi una semana después del anuncio de la solicitud de rescate bancario y el Gobierno español todavía no lo ha tramitado formalmente y, menos aún, ha firmado el correspondiente contrato-memorando: un indicio más de que la operación fue impuesta a Mariano Rajoy y sus cuates y no, como desvergonzadamente ha pretendido presentar este sujeto, un formidable éxito de su equipo, un triunfo excepcional apenas comparable a los préstamos de Jacob Fugger a Carlos V, y eso que Carlos V era medio alemán. Convendría que se diera cierta prisa: a partir del próximo día 1 de julio entrará en vigor el nuevo mecanismo de rescate (el llamado MEDE) en sustitución del todavía vigente EFSF. Los créditos del MEDE serán sénior, lo que en la jerigonza técnico-económica significan que tendrán prioridad sobre el resto de la deuda soberana para ser devueltos con sus correspondientes intereses. Mientras tanto el país se instala en el pánico cotidiano, la prima de riesgo se dispara entre espasmos, los intereses para la financiación aumentan vertiginosamente y los ministros corren como pollos descabezados por los pasillos del Congreso de los Diputados para evitar decir una palabra a la prensa.

En las ínsulas baratarias la situación no es más halagüeña. El Gobierno de Paulino Rivero está bunkerizado y su gestión consiste en administrar las cada vez más asfixiantes miserias presupuestarias para ralentizar la implosión de los servicios públicos y asistenciales. No se registra un átomo de iniciativa política, salvo la zarzaleante estrategia emprendida contra las prospecciones petrolíferas de Repsol cerca de las costas de Lanzarote y Fuerteventura o ejercicios de política recreativa, como esa asombrosa normativa que persigue la rehabilitación forzosa de la planta turística bajo la amenaza de la expropiación de los hoteles que rechacen los píos propósitos del Ejecutivo, una ley que no durará más de cinco minutos en cualquier juzgado de instrucción. La oposición conservadora se dedica a denunciar que el Gobierno autonómico despilfarra criminalmente, porque los viajes del presidente Rivero a Uruguay y Marruecos suman 55.000 euros o un director general gasta 800 por pernoctar dos noches en Madrid. Asier Antona pone cara de indignado y expresa convencido que estas son señales del fin de los tiempos. Su líder se marchó a ver un partido de fútbol a Polonia con una veintena de acompañantes, a costa del erario público, pero seguro que el señor Antona encuentra esta miserable frivolidad como un servicio al Estado. Esto es lo que tenemos por aquí mientras nos hundimos en un precipicio histórico, y en buena parte, nos hundimos en un precipicio desesperanzado porque esto es lo que tenemos por aquí: una politiquería bastarda, imbécil, acanallada e impune.

@AlfonsoGonzlezJ