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426 > Alfonso González Jerez

Al mediodía de ayer el Partido Popular rechazó en el Congreso de los Diputados una iniciativa de UPyD, apoyada por el PSOE y la izquierda parlamentaria, para que la Renta Activa de Inserción se universalizara a todos los parados de larga duración, es decir, aquellos que ya hayan agotado el periodo de percepción del subsidio de desempleo. Hasta el momento (y así seguirá gracias a la mayoría absoluta de los conservadores) esos 426 euros solo los cobran los parados de larga duración con más de 45 años de edad.

Los portavoces del PP contestaron algo que parece muy razonable: no hay recursos. Sin embargo, si se piensa durante apenas un minuto, la negativa es disparatada. No únicamente despiadada con los parados, no exclusivamente repugnante por la indiferencia ante el sufrimiento social, sino sistemáticamente irracional. Si este país puede soportar un desempleo tan monstruoso -Canarias, con un 33%, casi cuadruplica la media de los países de la zona euro- es porque han funcionado los estabilizadores sociales: un conjunto de sistemas y recursos públicos como la sanidad, la educación o los subsidios de desempleo que contribuyen a preservar la cohesión social y evitar el hundimiento directo de miles de familias en la miseria.

Desde el punto de vista del mantenimiento de un mínimo de cohesión social y legitimidad del sistema político extender la Renta Activa de Inserción resultaría un signo de precavida inteligencia. Si se ha encontrado pasta para inyectar apresuradamente en Bankia debe conseguirse para cubrir los 1.200 millones de euros anuales en los que se ha evaluado la universalización de la RAI a todos los parados de larga duración del país.

El Gobierno se empeña, tanto en su reforma laboral como en su política de subsidios, en mantener un trato asimétrico entre los insiders y los outsiders, entre los privilegiados que todavía están dentro del mercado de trabajo -en su mayoría, en las administraciones públicas- y los que han sido feroz y prolongadamente expulsados. Y todo para ganar unos meses, quizás unas semanas de tiempo.

Porque esa porfiada estupidez solo podrá ser sostenida durante algunos meses, quizás apenas unas semanas, antes de que se guillotine el sueldo de los funcionarios, se despida a decenas de miles de interinos y sustitutos y se recorte la prestación de desempleo extendiéndola, como máximo, durante un año, después de tonsurarla convenientemente.

Mientras tanto, Mariano Rajoy, el Previsible, practica el funambulismo sobre un hilo mental cinco minutos antes de caer con el ceño fruncido de todo un estadista.

@AlfonsoGonzlezJ