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Las cincuenta sombras

POR REBECA DÍAZ-BERNARDO

Llevo semanas escuchando lo mismo. Al principio pensé que se trataba de una secuela de la famosa serie de televisión que nos cuenta desde hace unos cuatro o cinco años las vivencias de una tropa de médicos guapísimos y buenorros y sus líos sexuales entre guardia y guardia. Resulta que no, que se trata de lo que ahora les ha dado por llamar “pornografía para mamás” y su primer título es Cincuenta sombras de Grey y está triunfando en países de lengua inglesa, aunque en España ya empieza a marcar tendencia. Y es que para variar, la publicidad es la que manda y todo lo que rodea a Cincuenta sombras de Grey ha hecho más que vender libros: está arrasando en la venta de accesorios sexuales y ya hasta el New York Post informó de ejércitos de mujeres azotadas por toda la ciudad buscando como locas los artículos que les permitan emular la perversa historia de amor entre Christian Grey y Anastasia Steele, la pareja protagonista.

La trilogía, escrita por la autora británica E. L. James, explora el lado sadomaso de la relación sexual entre Grey y Steele. Dicen algunos expertos que las fantasías de sumisión y la dominación son muy comunes entre las mujeres que, por otro lado, son a quienes van destinados estos libros. Por ello, no es de extrañar que Cincuenta sombras haya enganchado al público femenino, pero por otro lado también ha inspirado algunos juegos sexuales en la vida real y es que esta chica ha conseguido con su primera novela romper todas las barreras comerciales para una obra de contenido erótico, con 15 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo, derechos de traducción comprados en 40 países y la venta de los derechos para su adaptación al cine.

El primer signo revelador de Cincuenta sombras es de emulación y me he tronchado de la risa leyendo acerca del subidón que han dado las ventas de cuerdas: diez veces más de lo habitual en los últimos seis meses. Vamos, que de aquí a Navidad las ferreterías cotizan en Bolsa. Me imagino a esos ferreteros de peto vaquero y masticando chicle que suelen entrevistar en las cadenas de televisión locales de EE.UU. flipando porque “están vendiendo cuerdas a las mujeres”, y te cuentan que tampoco es que compren cuerda basta y ya, no, no, porque lo que compran son cuerdas de material de nailon que es muy suave y del calibre 12, que es una opción razonable y la más popular… y es que ¡definitivamente quienes están comprando sogas son ellas! El movimiento fan de Cincuenta sombras también está afectando a qué productos son los más populares en las tiendas de juguetes sexuales.

Parece ser que las sex-shops -que ya pusiera de moda Carrie Bradshaw en Nueva York- han visto un aumento del 30% en la venta de artículos como esposas y fustas durante los últimos meses. También parece ser que se venden como churros las famosas cuerdas de suave nailon, geles corporales y hasta corbatas grises inspiradas en el accesorio por excelencia que usa a diario el protagonista de la novela, Christian Grey.

En este sentido, una famosísima sex-shop neoyorquina organizó el pasado mes de mayo un taller de técnicas sexuales llamado Cincuenta sombras de sexo, gratuito y comprometiéndose a ayudar a los asistentes a probar algunas de las escenas del libro, y parece que tardó menos en publicitarse que en llenarse el cupo de clientas que se apuntaron a ello.

La popularidad del libro y su contenido erótico puede confirmar, simplemente, que las mujeres tenemos fantasías y una imaginación muy pero que muy activa. Lo simpático de la popularidad de la trilogía y del bombo y platillo que ha tenido a nivel internacional es que parece que a partir de ahora estas fantasías son más aceptables socialmente.

Algún terapeuta ha dicho que es una explosión de permiso para probar cosas nuevas en el dormitorio y por ahí comentan que eso de “pornografía para mamás” no es ninguna bobería porque ha animado a más de una a aventurarse en la casa cuando los peques duermen.

Como la diversión en el dormitorio no es ninguna mala cosa, adelante y acérquense a la ferretería más próxima que, seguramente, ya tienen una buena cantidad de soga de nailon en almacén. Es seguro que no será la primera, ni la última mujer en acercarse e ir a por una cuerdecita.