DIARIO DE AVISOS | Santa Cruz de Tenerife
Ya está aquí la Eurocopa, el máximo torneo continental de selecciones nacionales en el que hay una favorita unánime para todos, la España de Vicente del Bosque. Los actuales campeones europeos y mundiales esperarán al domingo para debutar en su duelo contra Italia, antaño bestia negra del combinado nacional, pero hoy le toca el turno a una de las dos anfitrionas, Polonia, que se estrena midiéndose a la rocosa Grecia, campeona en 2004 en el torneo más rácano de la historia.
Precisamente para hacer historia se presentan en el torneo selecciones como Alemania o Inglaterra. Los germanos, con Joachim Low al frente, se postulan como alternativa a España. Vestidos con el disfraz de favoritos, los jugadores del potente equipo teutón no esconden que su fútbol les puede llevar hasta lo más alto con jugadores de grandísimo nivel como Thomas Müller, el madridista Mesut Özil y Lukas Podolski, que en principio formarán su tridente ofensivo en el duelo de su debut.
Alemania quedó encuadrada en el denominado grupo de la muerte, ese que tanta exigencia conlleva siempre en las grandes citas. Portugal, con Cristiano Ronaldo -“el mejor jugador de la Eurocopa con diferencia” según el exinternacional danés Peter Schmeichel- será su primer rival, pero luego le esperan Dinamarca y Holanda.
Los de Bert Van Maarwijk, repuestos de la decepción que supuso caer en la final del Mundial de 2010 ante España y con un equipo renovado con jugadores de gran proyección como Strootman o Luc de Jong, guardan la columna vertebral del equipo que alcanzó el duelo decisivo en Sudáfrica y quieren venganza.
La otra selección llamada a hacer grandes cosas es la inglesa, con un plantel que mezcla juventud y veteranía y con el hándicap de que su seleccionador, Roy Hodgson, apenas ha tenido tiempo para trabajar con sus futbolistas. Además, en su grupo está una selección que podría ser la gran tapada de la Eurocopa, Francia. Amparada en la gran calidad y la pegada de Karim Benzema, Samir Nasri y Franck Ribery, el conjunto de Laurent Blanc no quiere hacer mucho ruido… hasta el final.