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Unas alas para respirar

INMA MARTOS | Santa Cruz de Tenerife

Lina Pérez-Méndez trabaja impulsada por la convicción de que son demasiadas personas las que “se han ido antes de tiempo” por una causa totalmente evitable. Ella y su equipo multidisciplinar han puesto en práctica las indicaciones de los expertos nacionales e internacionales sobre los tratamientos multicomponentes y con probado nivel de evidencia científica, y así lo demostraron los resultados del programa ALAS, a través del que el ochenta por ciento de los participantes dejó de fumar.

Tras esa experiencia exitosa que financió el Colegio de Enfermería de Santa Cruz de Tenerife, y cuyos beneficiarios fueron fumadores del propio colectivo y sus familiares, el mismo programa se ha puesto en marcha en Hospiten. “No es una unidad antitabaco, es un servicio de tratamiento integral al tabaquismo”.

Lina es especialista en medicina preventiva y salud pública y está convencida, también por propia experiencia, de que el tabaquismo es una enfermedad adictiva crónica que se puede no solo prevenir sino controlar si se trata de forma global. “La foto trasmite limpieza y libertad, por eso la escogimos”. La doctora se refiere a la imagen que ilustra el cartel del nuevo servicio ubicado en Hospiten Rambla de Santa Cruz de Tenerife.

El tabaco, además de ser un producto altamente adictivo y tóxico, tiene la particularidad de que cuando se ejerce la acción de fumar, esta tiene para cada fumador una interpretación que se adapta perfectamente a lo que a cada persona le conviene. Por eso, a pesar de que existen fenotipos y perfiles de fumadores en base a la cantidad, el cómo y el cuándo se consume, desde el punto de vista emocional y psicológico no hay dos fumadores iguales. Por esta razón, la individualización del tratamiento juega un papel fundamental.

“Lo primero es quitar el miedo a desprenderse de ese clavo ardiendo al que nos agarramos por temor a no saber afrontar ciertas situaciones sin la compañía y el soporte psicológico que significa un cigarrillo”, señala Pérez-Méndez, que también es investigadora del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Respiratorias del Instituto de Salud Carlos III. Este primer proceso de preparación se centra en conocer y escuchar al paciente: su historia como fumador, sus temores… Si ya se ha intentado dejar de fumar en alguna ocasión, “no ha de considerarse un fracaso; al contrario, nos permite avanzar sobre un camino ya superado”.

Dos médicos y una psicóloga forman el equipo actual de esta unidad en Hospiten, que durante este mes se promociona con la primera consulta gratuita. El programa y la duración del tratamiento va a depender de las necesidades del paciente y se oferta la posibilidad de hasta un año de seguimiento y asesoría, ya que es a los doce meses de abstinencia continua cuando una persona puede considerarse exfumadora.
Según asegura Lina Pérez-Méndez, la inversión económica no superará el desembolso económico anual derivado del producto. A la primera etapa de preparación le sigue la elección del llamado ‘día D’ y la valoración del tipo de tratamiento, en algunos casos farmacológico. A partir de ese momento, comienza la fase de seguimiento y acompañamiento.

“La persona no va a estar nunca sola en el proceso”. La terapia grupal posterior tiene la doble finalidad de dotar al paciente de las habilidades y herramientas suficientes para evitar futuras recaídas y compartir su proceso con otras personas en sus mismas circunstancias. El paciente puede expresar cómo se siente e identificar sus sensaciones con las de otros usuarios.

“Hay personas, por ejemplo, que identifican trastornos que padecen durante el tiempo que dura el tratamiento con el abandono del hábito. No obstante, muchos de ellos son positivos, como por ejemplo la limpieza del árbol bronquial, que produce tos y expulsión de mucosidad”. Para atender estas y otras dudas que puedan surgir al paciente, se ha establecido un protocolo de consultas telefónicas en las que el equipo podrá escuchar y asesorar sobre cualquier inquietud que le surja al paciente durante el tratamiento.

El control del peso es una de las novedades que integran este programa pionero. Muchos fumadores no se plantean dejarlo porque temen sus efectos en el físico. Una dieta equilibrada y supervisada evitará este efecto secundario, que no debería convertirse en una excusa para el fumador.

Un año después de comenzar el proceso, los integrantes del programa ALAS, en el que también se incluyeron familiares de los enfermeros, siguen sin retomar el consumo de tabaco. Ellos solo necesitaron que alguien les diera confianza y unas alas para volver a respirar.