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España, en el abismo > Víctor Corcoba Herrero

España no tiene futuro alguno mientras siga con la política de recortes a la clase trabajadora más débil y la casta de políticos mediocres, que abundan como las cucarachas, siga instalada en los pedestales de dirección, incapaces de generar confianza y entusiasmo.

Las calles y plazas del país son un fiel reflejo del clima de desasosiego y desconfianza que se vive. Hemos cambiado la alegría, las canciones del verano, los festines, por las marchas fúnebres de riadas ciudadanas, con la indignación a flor de piel, unos haciendo las maletas para irse de la madre patria, sobre todo juventud, y otros desesperados por falta de salidas. Toca serenar los ánimos, hacer un frente de consenso ciudadano, estableciendo una hoja de ruta que active el bien común y se ponga sobre la mesa de trabajo aquellas fuerzas subterráneas que precipitan esta situación bochornosa, de pánico, de zarandeos y prepotencias. ¿Para qué tantos gobiernos y tantos asesores de gobiernos? ¿Para qué tantas fuerzas sociales si no emergemos de la bancarrota?

Para vivir en el permanente fracaso, tampoco hacen falta tantos gestores, ni tantas instituciones alrededor del euro. Una moneda que no despunta, ni va a despuntar, mientras que no se actúe con transparencia y con objetivos marcados por la solidaridad europeísta.
No más recortes a los trabajadores. ¡Ya está bien! Son los que están pagando los aprietos financieros de España, las contrariedades de sus políticos en buena parte, los derroches institucionales, que. lejos de ampliar el acceso a la protección social básica o de abordar con tesón el empleo juvenil, lo que vienen haciendo son reformas laborales que avivan el trabajo en precario y el abuso permanente. Al final, los rescates tampoco son la solución, puesto que el drama de la deuda autonómica asfixia el país. Hay que tomar la realidad con la hondura necesaria y la urgencia precisa. La cuestión es que no hay dinero en las arcas públicas, porque se ha dilapidado y habría que pedir responsabilidad por todo ello. Caiga quien caiga. Para los servicios públicos básicos sí tiene que haber dinero, lo que sucede es que hay muchos agujeros por los que se siguen derrochando caudales públicos. Una de esas brechas insostenibles viene propiciada por el reparto territorial del Estado, con multitud de cargos repetitivos hasta la saciedad.

Sin duda, el problema más grave de España es la cuestión política y sus estructuras autonómicas. Lo vengo diciendo desde hace tiempo. Por desgracia, los políticos no aspiran nada más que a mantener las cuotas de poder, y lo que menos les importa son los sufrimientos ciudadanos, de los que se sirven para no abandonar el dominio partidista. Por consiguiente, ante estos hechos irresponsables, el ciudadano tiene que pedir a sus dirigentes que se recupere la cultura del diálogo y el consenso.

Víctor Corcoba Herrero es Escritor