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Respuesta a una gran demanda

Desde hace dos años, Christian pregunta sin cesar: “Mamá, ¿cuando volvemos al cole?”. | MOISÉS PÉREZ

GABRIELA GULESSERIAN | El Sauzal

Crear un espacio para estimular y desarrollar las capacidad físicas, psíquicas y sensoriales de las personas con discapacidad y ofrecerles una inserción laboral. Esta es la idea central del proyecto que quiere llevar a cabo la Asociación Canaria Sociosanitara Christian y Manuel, constituida legalmente en abril de este año, y que nace como consecuencia del conflicto ocurrido en 2009 en el Centro Ocupacional Naranjos de Luz, en el municipio norteño de Tacoronte, cuando se presentaron varias denuncias por presuntos malos tratos de dos trabajadores a algunos de los usuarios del centro.

Desde entonces, cerca de veinte alumnos ya no acuden a esa institución. Ante la falta de una solución que considera “justa” por parte de las instituciones responsables, Teresa Queipo, madre de Christian, uno de los afectados en el mencionado conflicto, decidió poner en marcha un centro de acogida en una finca de 7.000 metros cuadrados, ubicada en El Sauzal, heredada de Manuel, su padre, que ya falleció y que tenía una relación “muy especial” con su hijo Christian. La iniciativa, comenta Queipo, surge como respuesta a una gran demanda social dada la grave carencia de plazas y de centros de estas características en la Isla.

Estimulación

El proyecto de la Asociación Canaria Sociosanitaria Christian y Manuel, es muy ambicioso porque no se limita solo a una residencia de acogida, sino a un espacio en el que los alumnos-usuarios (al comienzo acogerá a unas treinta personas, pero no descarta que este número se amplíe) puedan estimularse a través de diferentes terapias, como el trabajo con caballos, la música, o a través de la risa; refuercen su autoestima, ofreciéndoles la posibilidad de desarrollar sus facultades; participen en clases de gimnasia y teatro, y se inserten laboralmente en la sociedad.

La idea consiste en montar una pequeña finca en la que se cultiven frutas y verduras ecológicas, que sean consumidas por los alumnos del centro y que también, se venderán al público, ya que el objetivo es poder autoabastecerse. Asimismo se propondrá el alquiler de las instalaciones a otros centros de iguales o similares características. Hasta el momento, ha conseguido el apoyo de muchas personas que han decidido “poner su granito de arena” para que esta iniciativa se haga realidad, como es el caso de Arkitiriteros, un colectivo de arquitectos a nivel nacional quienes, junto con su esposo, están diseñando un concepto innovador, con materiales desmontables dado que al tratarse de un terreno rústico, no se permite edificar; trabajando con materiales reciclados, y empleando un tratamiento ecológico de las aguas residuales. “No me esperaba tanta solidaridad”, confiesa. Dado los tiempos que corren, cualquier ayuda es válida, por eso, los interesados en colaborar pueden informarse en la web www.christianymanuel.com.

Otro sueño

El otro sueño de Teresa es poder abrir el centro en octubre próximo, un mes después de iniciado el nuevo ciclo escolar. Pero, por el momento, prefiere ser cauta y no hablar de plazos ni de plazas.

Sólo espera poder responder pronto a la pregunta que su hijo Christian le formula desde hace dos años: “Mamá, ¿cuándo volvemos al cole?”.