JOSÉ ANTONIO FELIPE | Santa Cruz de Tenerife

El CV Arona dice adiós. La crisis económica ha sido imposible de sortear para un club acostumbrado a competir en la élite en la última década. Se acaba el voleibol masculino de nivel en la Isla pero Jaime Fernández Barros, siempre inquieto, ya prepara otros proyectos.

-Al final ha tenido que tomar la decisión que menos quería…

“El club va a cerrar después de haber sido una entidad importante en el panorama masculino nacional. Una Copa del Rey, un subcampeonato de Liga, ocho participaciones europeas y 11 en Superliga dan también para trabajar en la base, pero esto se acaba. Es una pena, pero los proyectos nacen y mueren y hay que saber el momento para llevar a cabo esa muerte. Trabajaremos con las chicas”.

-¿De quién es la culpa de llegar a este punto?

“Entre todos lo matamos y él solito se murió. Los apoyos de los organismos públicos y los patrocinadores privados han descendido mucho. El año pasado vimos que era imposible asumir el gasto de Superliga 1 y competimos en Superliga 2 a pesar de habérsenos ofrecido la plaza. Nuestro objetivo era preparar a la gente de Tenerife para hacer cosas importantes y fuimos campeones de España júnior y juvenil. Pero te dicen que quizás acaben con las subvenciones nominadas, y no sabes las cantidades exactas qué te darán Cabildo, Gobierno y Patronato, a lo que añades que se suprime la ayuda a equipos de élite y te quedas con casi el 70% menos del dinero a recibir. Así, para nosotros, es imposible seguir adelante”.

-Y eso que el Sur siempre da la sensación de ser una zona con recursos importantes…

“Siempre digo que ese dinero muchas veces se destina a otras partes. A muchos empresarios les pregunto el motivo de que el dinero vaya a equipos del Norte y me dicen que se lo piden políticos de Santa Cruz, que tienen más poder en la Isla. Eso es un poco penoso. En el Sur hay muchas empresas en las que el dinero, como en los hoteles, se va directamente a la Península. La gente no se da cuenta de la labor social que hace el deporte y la cultura, y acabaremos cobrando por hacer voleibol como se hace en otros deportes u otros ámbitos. Lo más grave es que se abre una brecha social porque al final la educación y el deporte solo lo van a poder llevar a cabo la gente de dinero y se obliga a la que no lo tiene a que vuelva a la calle y en muchos casos a la droga. Al final tendrás que acudir a los padres para lograr ese dinero. Eso es grave”.

-Habrá muchos que digan que no pueden aludir al no reparto de subvenciones como el mayor problema…

“Lo realmente grave es el plazo de pago de estas ayudas. No hemos cobrado dinero que debíamos haber recibido en enero y así es complicado. Hemos jugado cinco campeonatos de España con una media de gasto de 6.000 euros y esos 30.000 euros para un club no poderoso lastran mucho”.

-¿Le perjudica cuidar tanto la cantera?

“El Patronato de Arona me decía que me mantendría el dinero pero me siguen dando 14.000 euros. Si tengo diez equipos son 1.400 euros por equipo y 140 euros al mes por cada uno no es posible. El dinero que falta lo cojo de la élite y si me quitas el dinero de la élite me quitas el dinero de la base. El deporte de base será ahora en plan amigo, con monitores que cuiden de los chicos y poco más porque por 80 euros al mes no puedes exigir mucho más”.

-¿Y aún así pone en marcha otro proyecto”

“Quiero dar una oportunidad al deporte femenino porque en el Sur nunca ha habido un equipo femenino de categoría nacional. Estoy ilusionado porque hemos trabajado bien el año pasado y porque hay ya empresas, como los supermercados Stop and Shop, que ya han dicho que podremos contar con ellos. En Tenerife el voleibol femenino está más arropado que el masculino y considero que las chicas merecen esa oportunidad para poder crecer aquí”.