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La crisis reaviva el botellón

Unipol botellon santa cruz
El pasado jueves decenas de jóvenes se habían citado para realizar botellón pero la presencia de agentes de la Unipol evitó el macrobotellón. | JAVIER GANIVET

La Unipol evita otra fiesta masiva en la explanada del Jet-Foil

La antigua estación está de moda. Hasta 600 jóvenes se han dado cita allí, por las redes sociales, en jueves de agosto, hasta que los vecinos se quejaron y la Policía Local disolvió la fiesta. El pasado jueves también se habían citado, pero la presencia de diez agentes de la Unipol evitó el macrobotellón. Aún así, los jóvenes se divirtieron en otras zonas, en grupos más reducidos y con menos ruido. Este diario fue testigo, de madrugada, de la normalidad que reinó en este operativo policial. “La actitud de los jóvenes es de colaboración, se han retirado sin crear conflictos”, manifestó a las 1.00 horas del viernes el subinspector de la Unipol José Francisco González.


VICENTE PÉREZ | Santa Cruz de Tenerife

Consumir alcohol en la calle está prohibido, y lo mismo hacer ruidos molestos a partir de la noche. Y ello es así tenga la edad que tenga el infractor. Con ambas limitaciones, los botellones (concentraciones de jóvenes en espacios públicos donde consumen bebidas alcohólicas) tienen un complicado encaje legal. Pero forman ya parte de la cultura juvenil actual, y, por aquello de que no se le puede poner puertas al campo, la mayoría de los ayuntamientos solo intentan mantener el fenómeno bajo control, evitando sobre todo los macrobotellones en vías públicas.

En las últimas semanas han sido noticia en este sentido Puerto de la Cruz y Santa Cruz de Tenerife, en el primer caso porque se ha intensificado la labor policial a raíz de una ordenanza con un régimen de sanciones económicas, y, en la capital, por la celebración de botellones de hasta 600 jóvenes junto a la antigua estación del Jet Foil, que han tenido que ser disueltos por la Policía Local, sin incidentes.

Los jóvenes encuestados por este diario Santa Cruz, durante un botellón el pasado jueves en la avenida de Anaga, se quejan de la falta de lugares de ocio donde puedan divertirse sin molestar a nadie, y de una forma menos gravosa que acudir a las discotecas, por el alto coste de las consumiciones. Una tendencia que la crisis económica, con un paro que golpea en especial a los más jóvenes, no ha hecho más que incentivar.

Las concentraciones públicas para divertirse no están prohibidas, pero el problema surge cuando desembocan en conductas sancionables como infracciones administrativas sancionables económicamente (hacer ruidos molestos o ensuciar espacios públicos…) o prohibidas por ley (el consumo de alcohol por menores o en vías públicas) o incumplir las normas de tráfico, en cuyo caso, al igual que en las reyertas, pueden llevar aparejadas penas de cárcel.

El subcomisario de la Policía Local santacrucera, Blas Hernández, tiene claro que “no se puede criminalizar a todos los jóvenes, que están en su derecho a divertirse, por el comportamiento de una minoría”, pero a renglón seguido patentiza que “hay que garantizar una convivencia adecuada del ocio y el derecho al descanso”. En este sentido, aclara que el operativo policial montado los últimos jueves por la Policía Local junto a la antigua explanada del Jet Foil “sólo tiene fines preventivos”, para prevenir grandes aglomeraciones, y reconoce que “si hubiera un lugar donde los jóvenes no molestaran a los demás ciudadanos, la presión policial sería menor, porque no tenemos efectivos para estar en todos sitios y hay que priorizar”. En esta línea, añadió que “estamos en un estado de derecho y mientras no se cometa una actitud ilícita no se puede sancionar ni desalojar a nadie”.

“No queremos acabar con las zonas de ocio, pues de ellas dependen muchos puestos de trabajo, pero sí conciliar el derecho al ocio con el derecho al descanso”, abundó. El subcomisario subraya que tampoco se trata de una persecución a los jóvenes, pues “hablamos de limitaciones que lo son para todo el mundo, para todas las edades, y la libertad de uno acaba donde empiezan los derechos del otro”.

El problema también surge cuando son menores los que consumen alcohol,algo prohibido, al igual que venderles estas bebidas. En estos casos, si la policía instruye un acta localiza a los padres. Llegados a este punto, apela a la familia, “que debe implicarse más y participar en la seguridad de sus hijos”.

Otro factor asociado a algunos botellones es el menudeo de drogas, pues los camellos acuden raudos allí donde creen poder captar clientes.

En todo caso, concluye que “en Santa Cruz de Tenerife el botellón, en líneas generales, está controlado” aunque debe continuarse con la labor preventiva.

Blas Hernández Policía Local Santa Cruz
El subcomisario de la Policía Local santacrucera, Blas Hernández. | DA

“Se reforzarán los controles de alcoholemia”

El subcomisario de la Policía Local santacrucera, Blas Hernández, informa de que a partir de ahora “se van a hacer con más asiduidad” controles de alcoholemia a los conductores en los puntos calientes del botellón capitalino.

En concreto, mencionó la playa de Las Teresitas, el Parque Marítimo, el entorno del Intercambiador, el polígono industrial de El Mayorazgo y el polígono industrial de Costa Sur, al tiempo que se mantendrá la presencia policial disuasoria en la antigua explanada del Jet-Foil para evitar nuevos macrobotellones.

En el caso de Las Teresitas, Hernández señala que, aunque no hay población cercana, en ocasiones el ruido de la música de los coches a todo volumen puede llegar a San Andrés, y algunos jóvenes ebrios molestan a los usuarios de la playa que acuden a pasear de noche o al amanecer, además de encontrarse el lugar sucio.

En cuando a El Mayorazgo, comenta que “al existir varias discotecas y ser una zona apartada, hay cada vez mayor afluencia de jóvenes, lo que va a obligar a tomar medidas, sobre todo por la proximidad de la Autopista y de las viviendas de Llano Alegre”. En lo tocante al polígono industrial de Costa Sur, explica que el problema radica en que, por los malos olores de la depuradora, el botellón tiende a desplazarse al otro lado, más cerca de la zona habitada.

Por último, en el caso del Intercambiador, el mando policial afirma que ha aumentado el movimiento de jóvenes debido a la apertura de un establecimiento de ocio, lo que ha llevado aparejado también que algunos se queden fuera del local haciendo botellón.

Varios jóvenes santacruceros hablan sobre el botellon JG
varios jóvenes santacruceros, de entre 18 y 20 años, reunidos junto a la antigua estación del Jet Foil. | JAVIER GANIVET

“Sólo queremos divertirnos sin molestar a nadie, ¿pero dónde?”

DIARIO DE AVISOS pulsó la madrugada del jueves la opinión de varios jóvenes santacruceros, de entre 18 y 20 años reunidos junto a la discoteca anexa a la antigua estación del Jet Foil. Todos subrayaron que se tiene una imagen deformada de lo que es un botellón, por culpa de una minoría que pierde los estribos con el alcohol. “Faltan lugares donde poder divertirse, pensamos que el muelle no molestamos a nadie, pero aún así viene la Policía”, afirma Dámaris.

Cristian es de la misma opinión y lamenta que “vida nocturna hay muy poca en Santa Cruz”. Iris considera que “los jóvenes necesitan donde poder reunirse sin miedo a si viene la Policía”. Por último, Ainhoa sostiene que “no hace falta beber tanto para divertirte” y enfatiza que “la mayoría solo queremos pasar un buen rato sin molestar a nadie”.