DAVID SANZ | Fuencaliente
Mala, tarde y con cierto oscurantismo se puede calificar la gestión de la Consejería para despacharse la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) en el municipio de Fuencaliente. Mal, porque no han tenido en cuenta las reclamaciones de la plataforma que defendía la ESO; tarde, porque han esperado a que el curso comenzara para comunicar a los padres y madres que suprimían esta etapa educativa; y desde el oscurantismo, ya que esperaron a última hora para avisar a los afectados de la reunión de este juves.
De hecho, el encuentro que se celebró en el colegio de Fuencaliente estuvo marcado por un ambiente muy caldeado. El colectivo para salvar la ESO se concentró en las puertas de la escuela y, en vista de que, en principio, no podían entrar, comenzaron a dar pitos y gritos para que les dejaran acceder a donde se encontraban los representantes de la Consejería. Mientras tanto, los estudiantes de Secundaria ya se habían desplazado esa mañana a Mazo para comenzar el nuevo curso escolar.
Tensión
La viceconsejera, Manuela de Armas, que había asumido este asunto, no asistió a la reunión. Estaban el director insular de Educación, Néstor Paz, acompañado de dos inspectoras de la Consejería. Según nos comentan desde la plataforma, el inicio de la reunión fue muy tenso dado el estado de indignación que arrastra este colectivo de fuencalenteros y la confirmación trágica, como si de una crónica anunciada se tratara, de que la ESO se iba definitivamente de Fuencaliente al vecino pueblo de Mazo.
En el informe que le presentaron a los padres, “dos folios”, no alegan motivos de calidad educativa para eliminar estos estudios que, de una manera excepcional, se impartían en el colegio de Los Canarios. Tal y como se seguirá haciendo en las escuelas de Vilaflor (Tenerife) y en Santo Domingo, en Garafía, que están en la misma situación.
La realidad, para el colectivo, es que el único criterio que manejan para tomar esta decisión es el económico, porque mantener la ESO en Fuencaliente supone dos profesores más. “Le preguntamos por los criterios de territorialidad que han elegido para mantener abiertos los centros de Garafía y Vilaflor, con menos alumnos que el nuestro, y no nos supieron responder”, se quejan los portavoces de la plataforma.
Señalan también como contradictorio que no haya fondos para mantener la ESO en Fuencaliente y, sin embargo, en el colegio de Los Canarios separen los cursos de quinto y sexto, que antes eran mixtos. Para ello necesitan más profesores, además de dotar al centro de secretario. “Nos han pedido que tengamos una actitud positiva, pero sentimos que se han reído de nosotros”, concluyen.
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No se rinden
El colectivo en defensa de la ESO no se rinde ante el primer revés. Estas personas han demostrado una tenacidad a lo largo de estos meses que los legitima moralmente para seguir reivindicando sus derechos. Porque temen que tras la pérdida de la ESO venga otro servicio más y así sucesivamente hasta dejar Fuencaliente sin aliento. Contra eso es contra lo que han venido luchando, porque la defensa de la ESO ha sido, en el fondo, una defensa de Fuencaliente. Van a seguir pidiendo el informe de la Inspección de Educación que motivó el cierre de la ESO. Vigilarán que Educación “cumple la promesa de que no nos dejan fuera del mapa escolar, del que nos han borrado antes de tiempo”.
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