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Homenaje a las víctimas del atraco al tranvía, 78 años después

HOMENAJE A LOS FALLECIDOS EN EL ATRACO DEL TRANVÍA DE TENERIFE sm

Isauro Abreu (primero por la izquierda), durante la ofrenda floral de ayer en el viejo cementerio. | SERGIO MÉNDEZ


VICENTE PÉREZ | Santa Cruz de Tenerife

Han pasado 78 años desde que un atraco al antiguo tranvía conmocionara, tal día como ayer, 1 de septiembre, a la sociedad santacrucera, por la muerte a tiros de un conductor (Luis García Panasco) y un viajero (el estudiante de 18 años Agustín Bernal Cubas), a manos de cinco encapuchados. Un crimen por el que cinco personas fueron condenadas a prisión, tras confesarse culpables en 1936.

Ayer, por primera vez, familiares de los allegados celebraron en el tan histórico como olvidado cementerio antiguo de la capital tinerfeña, el de San Rafael y San Roque, un sencillo acto en recuerdo y homenaje de las víctimas de aquel negro episodio, en una época convulsa, 1934, y que provocó incluso una huelga de trabajadores en el tranvía.

El artífice del acto de ayer fue Isauro Abreu Panasco, familiar de las dos víctimas, del conductor por parte de su abuelo materno Isauro García-Panasco y el estudiante por su abuela materna Teresa Pérez de la Rosa.

Fue ella precisamente quien, décadas después, le haría a Isauro Abreu una asombrosa revelación: “Me contó que frente a su casa en Rambla de Pulido existía una ciudadela llamada El Convoy y que estando moribundo uno de sus moradores la mandó llamar para decirle que él había participado en el atraco al tranvía y que el motivo de los disparos había sido por los nervios del momento, y como algunos ya se habían quitado los pañuelos que cubrían sus rostros, pensaron que tanto Agustín como Luis al ser vecinos suyos les habían reconocido, cosa que nunca podremos saber”.

En el homenaje de ayer intervino el historiador del transporte en Tenerife Ricardo Cedrés, quien desgranó los detalles de aquel suceso, ocurrido en la Curva de Gracia y no desaprovechó la ocasión para reivindicar que el Ayuntamiento “tome cartas en el asunto y recupere este cementerio, porque es casi un libro de historia de Santa Cruz que debería conservarse”. El acto, presentado por Teresa Laborda, incluyó el rezo de un padre nuestro y una ofrenda floral, aunque se ignora en qué parte del camposanto reposan ambos difuntos, ya que, según el historiador D. García Pulido, no figuran en el Registro Municipal datos fehacientes ni en el sepulcro de la familia García-Panasco ni en el de los Bernal Cubas.