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Antonio Castro: “Muchas veces no defendemos los intereses generales”

ANTONIO CASTRO - PARLAMENTO
Antonio Castro posa en el salón de plenos de la Cámara. / JAVIER GANIVET

ROMÁN DELGADO | Santa Cruz de Tenerife

El hombre que quizás más ha estado en política se llama Antonio Castro Cordobez, es palmero y tiene 65 años. Casado y con dos hijas, ocupa el puesto de presidente de la Cámara regional. Castro, de CC, es servicial y frío, pero a la vez amable y cercano. En esta entrevista, con la que se inicia una serie de charlas del DIARIO con todos los diputados canarios, Castro reflexiona sobre la función del Parlamento y su relación con el ciudadano. Está en política desde 1979.

-¿Qué razones de peso lo llevan a aceptar por segunda vez y de forma consecutiva la presidencia del Parlamento de Canarias? ¿Cuál es la principal motivación?

“En la legislatura anterior, la séptima, de 2007 a 2011, asumí la presidencia del Parlamento con un compromiso político y sabiendo que era un puesto de la máxima responsabilidad dentro de la política de Canarias, pues en ese momento era necesaria, absolutamente necesaria, la distribución de cargos que se hizo en el partido CC. En la actual legislatura, hay matices porque yo no me lo había planteado de ninguna manera, pero me considero una persona muy responsable. Y es que, cuando uno se presenta a unas elecciones, hay un compromiso con los ciudadanos, con la sociedad, y bueno… A la conclusión que se llegó entonces fue que, por los demás y por mí, debía continuar. Además, mi elección fue unánime, sin ningún voto en contra, lo que no había ocurrido antes en la historia de la Cámara. En esta etapa, he asumido la presidencia del Parlamento de Canarias por responsabilidad y no con menos ilusión. Quizás una de mis cualidades, y está mal que lo diga, es la responsabilidad”.

-Si usted se tropezara con un canario que le pregunte: “Don Antonio, ¿qué significado tiene el Parlamento?” ¿Qué le diría usted?

“Sí… Yo creo que hay que decir que el Parlamento es la máxima representación; es la institución principal en cualquier país democrático. Otra cosa es que se produzcan en la vida diaria ciertos desvíos de las funciones del Parlamento y que por las fuerzas políticas u otras instituciones se intente minimizar el papel del Parlamento. La Cámara es el camino principal que se tiene para que las decisiones que se tomen en las instituciones públicas sean las que quieren los ciudadanos. Cuestión bien distinta es que este sistema, en España y en Canarias, necesite perfeccionarse, sobre todo con algo que siempre decimos, y lo hacemos con la boca llena, que es lo de que los ciudadanos tienen que participar en las instituciones y que el Parlamento se tiene que acercar a la sociedad. Esto no es otra cosa que los diputados debemos estar dentro de la sociedad, y que esto ocurra todos los días y en cualquier momento. El político tiene que estar dispuesto a escuchar, y después a reflexionar, defender y dar respuesta a las inquietudes de los ciudadanos. Así que volvemos a lo mismo: el Parlamento es la institución más importante, la principal en un Estado de Derecho. Lo que sucede es que en la práctica no suele ser así. Todos debemos intentar que algún día sea de verdad así: que sea el que marque de verdad las pautas de lo que se tiene que hacer en política teniendo en cuenta que su función es hacer lo que los ciudadanos necesitan y pidan. Éstos no tienen otra posibilidad de que se les dé forma a sus demandas”.

-Usted ahora ha hablado de imperfecciones… ¿Esto puede estar en el origen de algunas críticas?

“No, creo que no… Creo que es justo a la inversa. La cuestión está por ahí, pero es a la inversa. Hay un cierto desencanto con la política porque la forma en que ejercemos la política en las instituciones no está acorde con lo que los ciudadanos esperan de nosotros. Las disfunciones están ahí. En todos los parlamentos, los criterios de los partidos políticos prevalecen por encima de todo, y muchas veces no somos capaces de defender los intereses generales en asuntos importantes, o sea, de ponernos de acuerdo. En ocasiones se dan comportamientos como si se estuviera en auténticas campañas electorales, en la confrontación política. Y claro, acabadas las elecciones, en el Parlamento la campaña se acabó, y ya hay que pensar en el interés general de los ciudadanos, en dar el mejor servicio”.

ANTONIO CASTRO-HISTORIA
Antonio Castro en una reunión de la Junta de Canarias. / DA

-¿Cómo se puede lograr un sistema que dote a la democracia de canales de participación?

“Se puede hacer, pero para eso hay que aparcar, digamos, los objetivos del partido, que son legítimos en el ejercicio de la política. Hay que trabajar por el interés general, con voluntad de consenso y de diálogo… Hay que estructurar la Cámara para que todas esas cosas no ocurran y para que el funcionamiento del Parlamento esté en la línea de lo que ya he dicho. La única manera de conseguir ese propósito es hacer dejación de los particularismos, y me refiero a las distintas fuerzas políticas, siempre con voluntad de consenso y siempre todo por el interés general. Esto no lo veo, desgraciadamente, en el horizonte inmediato, lo cual puede dar lugar a que los ciudadanos tengan más razón en sus conceptos o criterios que tienen sobre la política”.

-¿Quizás la democracia española necesite otra transición…?

“Sí, se tiene que iniciar una nueva etapa, y quiero ser muy reflexivo en esto, meditarlo bien. Las cosas tienen que cambiar; no pueden seguir funcionado de esta manera. Tienen que cambiar y, posiblemente, hay que aplicar reformas, que me gusta más esta palabra, para que así se inicie un nuevo ciclo. No vale hacerlo cada uno por su lado. Esto es elemental”.

-A este presidente del Parlamento de Canarias, ¿qué crítica es la que más le molesta?

“Mire…, el concepto que yo tengo como presidente del Parlamento es un poco el trasfondo de lo que ya hablamos: que los ciudadanos se sientan bien representados. Y cuando esto falla, cuando yo veo intervenciones, expresiones y comportamientos que afean a la institución ante los ciudadanos… Lo que más me duele es la falta de respeto a la institución y al adversario político”.

-¿Cuando ya no este aquí, qué dirá que fue lo que más le gustó?

“Francamente, nada. En mi vida jamás me he planteado que este cargo fuera el mío. Siempre te vas con el cariño y con la gratitud a muchas personas. Cuando me vaya, me iré tranquilo”.