el salto del salmón - Luis Aguilera

Desmadrando – Luis Aguilera

Uruguay acaba de despenalizar el aborto y con bastantes trabas. En Buenos Aires el jefe de Gobierno de la ciudad dio nombre y apellido de una mujer violada a la que le fue negado un aborto, aceptado por ley pero suspendido mediante un ardid legal, y con esa información fanáticos católicos fueron a su casa a amenazarla e insultarla. El tema encona y con virulencia.

Entre los muchos argumentos que los dos bandos esgrimen los hay válidos y otros muy estúpidos, según mi puñetero juicio.

Pero me parece que hay un único concepto que establece si un aborto debe practicarse o no, salvo excepciones de sentido común.

No quiero pasar por original pero jamás lo he oído. Y se puede enunciar así: “No toda concepción otorga la condición de madre”. Abundando: no se es madre sólo por el hecho de quedar embarazada.

Y expongo: para otorgar la condición de madre hay que tener primero y esencialmente una corresponsabilidad en el acto que la fecunda, sea producto del amor, del deseo o del descuido. Sin esa participación no puede causarse vínculo entre la gestante y lo que le han metido, por fuerza o engaño, nada menos que en el interior de su cuerpo, en su barriga. Casos de la impúber, la deficiente mental y la violada.

Abundando otra vez en esta misma idea: si no se ha dado consentimiento ni se ha prestado voluntariamente el cuerpo ni se ha participado en el acto en tanto que víctima, ese cuerpo extraño no le pertenece, no es su hijo.

En tal caso lo es únicamente del padre y es él quien origina y causa el aborto luego debe ser también su responsable. Siendo una decisión unilateral y de algún modo u otro violenta, la mujer ha sido tomada como objeto y no como sujeto, lo que la exime de todo compromiso para gestarlo, parirlo y criarlo.

Hay más: se afecta gravemente su libertad. Ese ser ajeno la obligaría a cambiar en un todo su vida, hasta la afectiva, y a convertirse en esclava precisamente del acto que la ultraja. El delito de otro la condena.

En los demás casos de aquellos gozos estos lloros y hay que hacerse cargo. Los dos. No ella solita.