el dardo - Leopoldo Fernández

Pobreza – Leopoldo Fernández

Es un tema recurrente y cada cierto tiempo vuelve a la actualidad noticiosa. Si los análisis periódicos de Cáritas recogen con bastante aproximación esa terrible realidad social que es la pobreza, los del Instituto Nacional de Estadística (INE), con mejores datos para completar el rigor estadístico, aportan un conocimiento libre de toda sospecha.

Aunque al final de esta historia solo los pobres que saben de veras que son pobres, padecen su pobreza, como opina el escritor italiano Giovanni Papini. Mucha gente, seguramente más de la que suponemos, trata de ocultar sus carencias y aun sus privaciones por ese maldito qué dirán o por un sentido de recato y de vergüenza. De modo y manera que determinados empobrecimientos -empezando por los de las clases medias venidas a menos- no siempre tienen reflejo efectivo en los estudios sociológicos, aunque están ahí, en medio de nosotros, pese a que a veces no las percibimos.

Cáritas acaba de anunciar que el año pasado invirtió más de 250 millones de euros en políticas de fraternidad, que pasan por ayudas al empleo, la inmigración, las personas sin hogar, las familias con problemas, los mayores sin compañía, la infancia necesitada, la inserción laboral, la acogida y atención primaria, la vivienda, la inserción laboral y todas las formas de escasez y necesidad que habitan en la sociedad.

En el caso de Canarias, supusieron un cierto alivio para más de 50.000 personas de los 1,8 millones que recibieron asistencia en toda España gracias a la intermediación de 65.000 voluntarios. Por su parte, el INE dice que en 2011 uno de cada tres canarios vivía bajo el umbral de la pobreza -12 puntos por encima de la media nacional-, entendiendo por tal unos ingresos inferiores a 7.355 euros al año y 15.445 euros para hogares con dos adultos y dos niños. La cifra parece asustante ya que afecta al 33,8% de la población, en especial la de mayor y menor edad.

Todos los indicadores complementarios -dificultades económicas en los hogares, falta de vacaciones, deudas, impagos de alquileres y servicios- son nefastos para Canaria; menos mal que aquí la solidaridad es una bendición del cielo y las ayudas familiares e institucionales vienen funcionando razonablemente bien y evitan muchas caídas en la miseria.

Visto lo visto, el Gobierno de Canarias haría bien en elaborar, e incluir en los Presupuestos de 2013, un Plan Integral contra la Pobreza que hoy por hoy parece la primera entre todas las necesidades sociales, políticas y económicas. Eso sí sería defender los intereses generales por encima de todo.