... y no es broma>

El presidente ideal> Por Conrado Flores

A pesar de vivir bastante lejos, las recientes elecciones presidenciales de Estados Unidos han tenido una impresionante cobertura en nuestro país. De alguna manera todos los ciudadanos del mundo hemos sido un poco de Oregón o de Tejas durante estas últimas semanas. Yo mismo sin ir más lejos, mientras me afeitaba antes de ir al trabajo, tuve la oportunidad de escuchar por la radio el discurso del presidente reelecto Obama, un ejercicio retórico de primera magnitud con el que no me puse a llorar porque soy de La Cuesta.

Y es que Barack Obama se lo monta bien. Es esbelto, moderno, juega al baloncesto y a sus discursos solo les falta música de John Williams de fondo. Cae bien a los afroamericanos, a los latinos, a las mujeres, a los jóvenes… Y supongo que por eso ganó. Por eso y porque su rival, Mitt Romney, tiene como lecturas de cabecera El libro del buen mormón y Doctrinas y convenios -las principales escrituras de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días- y porque cada vez que habla en público pierde un millón de votantes.

La cosa es si Obama podrá cumplir sus importantes promesas. En cambio, en España eso da igual. Aquí el presidente del gobierno una vez toma el timón se pasa sus promesas por el forro y hace todo lo contrario. Rajoy dijo que no subiría los impuestos porque era “vergonzoso subir impuestos” y subió el IRPF, el IBI y el IVA. Dijo que no admitiría el copago sanitario y ya está en marcha. Asuntos como la amnistía fiscal para los defraudadores, las políticas en contra del bienestar social y el abaratamiento del despido eran también propuestas rechazadas de plano por el presidente Rajoy cuando solo era candidato. ¿Qué les pasa pues a los presidentes cuando llegan al poder en España? ¿Se trata de algún virus?

Por eso los españoles nos involucramos tanto con las elecciones de Estados Unidos. De algún modo, nuestro subconsciente está votando al presidente que no tendremos, como aquel que parece sentir un miembro amputado. Para nosotros Obama es una fantasía, un sueño húmedo, nuestro presidente azul de cuento. Y lo es a pesar de que ni conocemos su gestión ni ha visitado España en cuatro años de mandato. Estoy seguro de que los americanos también soñaron con votar a Rajoy.