el fielato >

Traidores – Por José David Santos

Un cónsul romano lo dejó claro hace ya un tiempito cuando no quiso recompensar a los traidores que él mismo había utilizado para acabar con Viriato: “Roma no paga traidores”. Esa enseñanza que nos dejó la historia patria (hispánica) no debe haber calado mucho en nuestra tierra canaria porque cuando se analiza la actualidad… traidores surgen por todos lados, sin que, al parecer, le preocupe a nadie que, como si de un relato borgiano se tratara, la historia se repita y alguien termine pasándose por la piedra a tanto navajero. El hecho se da en muchos ámbitos de la vida y la sociedad, por supuesto, pero en la política crece cada vez con más fuerza un perfil similar al de los hispanos que acuchillaron a Viriato dos mil y pico años atrás.

Se ha instalado la praxis, así sin que nadie se escandalice, de que cuando hay un problema en un ayuntamiento, por poner un ejemplo, la mejor respuesta, como se dice popularmente, es echar mierda a los que estuvieron; y si son de tu misma formación mejor porque eso parece que te da aún más autoridad moral ante la opinión pública. Lo malo -que sería bueno si realmente se hiciera con intención de denunciar una mala gestión o una irregularidad- es que la mayoría de veces este modus operandi esconde la propia incompetencia o, lo que es más grave, sirve para alguna que otra estúpida venganza de esas que parecen tan absurdas para los que no participan en la vida interna de las formaciones políticas. El resultado de tan torticera manera de actuar suele ser la caída de la política en otro lodazal -uno más- y la creciente certeza de que sí pagamos a traidores con nuestros votos y confianza, no solo monetariamente hablando, sino también moralmente. Porque si son capaces de traicionar a los suyos -insisto, no por arreglar o denunciar nada-, qué no harán con los ajenos; o sea, con la inmensa mayoría de los ciudadanos.

@DavidSantos74