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“Rajoy no puede seguir con el maltrato a Canarias”

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Ricardo Melchior, presidente del Cabildo de tenerife. | JAVIER GANIVET

JOSÉ DAVID SANTOS | Santa Cruz de Tenerife

Lleva siete mandatos vinculado al Cabildo de Tenerife y desde 1999 es su presidente, pese a lo cual se muestra aún con ganas de afrontar nuevos proyectos; eso sí, no duda a la hora de decir que está dispuesto a dar un paso al costado si se lo pide el partido y hay alguien en disposición de coger el relevo. Ricardo Melchior (1947) se muestra orgulloso de los logros del Cabildo en las últimas décadas y, pese a la crisis, confía en que “con trabajo” se saldrá adelante más pronto que tarde. “Hay que ser positivos”.

-Hace unos días presentó la nueva marca de la Isla en el exterior, Why Tenerife?, ¿es ese el optimismo del que habla?
“La primera experiencia con Why Tenerife? fue con los americanos en el Auditorio de Tenerife, que contó con la presencia del expresidente Bill Clinton; una exposición de la Isla que funcionó. Debemos dar al exterior una imagen de modernidad, de integración y potenciarnos como plataforma logística, que es por lo que nos valoran en el mundo. El mismo Clinton es de los que se quedaron maravillados y así lo expuso en la primera conferencia global que dio en Nueva York, tras estar aquí. Canarias fue el único territorio que nombró y nos puso como ejemplo de qué es lo que necesita el mundo para que, por ejemplo, las ayudas a África sean efectivas. Tras sus palabras, me acerqué a él y le di las gracias y me dijo que nombraba a Tenerife donde quiera que iba porque ‘lo están haciendo bien’. Ese mensaje tiene que llegar, ese mensaje de modernidad, de que no somos un sitio tercermundista”.

-Sin embargo, parece que no cuaja el mensaje de la diversificación económica, más allá del turismo, para la Isla”.
“Tenerife, y Canarias, se desarrolló porque hace 500 años éramos el paso de Europa a África y América y las personas y la información se trasladaba a la velocidad de entonces, a cinco kilómetros por hora; 450 años más tarde se desarrolló la aviación comercial -nos conectamos con 148 aeropuertos del mundo- y nuestra conectividad desde entonces se traslada a una velocidad de 850 kilómetros por hora; ahora, además de las dos anteriores, hay una conectividad que es absolutamente potente como la fibra óptica, que se traslada a 300.000 kilómetros por segundo, es decir, la velocidad de la luz, y ese sistema de conectividad con el resto del mundo lo tenemos nosotros. En este momento, Tenerife es el único sitio del Atlántico, quitando probablemente Lisboa o Nueva York y algún que otro punto similar, que tiene las tres conectividades. Poseemos un NAP a donde llegan todos los cables que conectan con América Latina, África y Europa; existen dos aeropuertos internacionales y un puerto internacional. Solamente eso es ya de por sí un valor inmenso. Si, además, le añades en el puerto la zona franca, que solo hay dos en Europa, las condiciones ZEC y el potencial humano, con una universidad de más de 200 años, tenemos todos los ingredientes para hacer el mejor potaje del mundo. Y hay que hacerlo y hacerlo todos juntos”.

-Lo veo optimista.
“Sí”.

-Pero es un mensaje, el optimismo, que no se está utilizando mucho por los políticos.
“Pues hay que transmitirlo. Primero yo soy optimista. Creo en el trabajo y si ese trabajo es riguroso y constante las cosas salen adelante. Pero, además, pienso que no podemos estar continuamente enviando noticias pesimistas tipo ‘el próximo va a ser horroroso’ y demás”.

La financiación de las administraciones locales debe estar regulada por ley”

-Sin embargo todo apunta a ello.
“El otro día estaba con un ex alto cargo de Hungría, que ahora trabaja en una importante empresa alemana, y me preguntó ‘¿Cómo les va?’ Le contesté que el turismo bien y que de resto ya sabría por las noticias, a lo que me replicó: ‘A nosotros nos va igual’, referido a Alemania, ‘pero no lo decimos”.

-¿Pero saldrán adelante proyectos importantes para la Isla a pesar de todo?
“Tienen que salir. Por ejemplo, los trenes. Carlos Alonso y yo nos trasladamos a Luxemburgo y el Banco de Inversiones Europeo nos da el máximo que puede; es decir, el 50% de la inversión, un crédito a pagar a 30 años y un interés por debajo del Euribor…, más no pueden hacer. Ahora, nos falta el otro 50%. Espero conseguirlo de todas las administraciones, incluido el Ministerio de Fomento, aunque, la verdad, el trato que nos da el Gobierno del señor Rajoy es horroroso y tan irresponsable…”.

-Muchos defienden que ese maltrato responde a un problema personal entre el ministro Soria con el presidente Paulino Rivero.
“Si es así sería absolutamente imperdonable y Rajoy tendría que coger la maletas hoy mismo e irse muy lejos de España. Es como si un consejero del Cabildo tiene un problema con un alcalde y como consecuencia de eso yo, como presidente del Cabildo, o el propio Cabildo como corporación, maltrata a ese municipio; eso sería inconcebible y terrible. Los problemas personales que se resuelvan en ese ámbito. Si eso me ocurre a mí, yo destituiría al consejero de turno y me imagino que el alcalde tendría que tomar sus medidas porque está claro que dos no pelean si uno no quiere”.

-Aún así el problema existe.
“Lo que sí creo es que hay unas altas dosis de frivolidades que nos están haciendo mucho daño. Uno puede entender que durante los primeros tres meses de un nuevo gobierno, cuando se había prometido tanto y no lo has hecho, que le eches la culpa al anterior. Aunque, de todos modos, yo no lo haría porque es fácil responder ante ese argumento si ellos no leían el Financial Times, por ejemplo, o estaban encerrados en las catacumbas. En todo caso, puede ser una excusa durante unos meses, pero ya llevan gobernando un año. La población no es tonta y se genera un rechazo y, lo que el otro día oí llamar desde el PP, una fábrica de independentismo. Yo no estoy dispuesto a que me gobierne un gobierno que ve estas cosas con tanta frivolidad. De ahí las reacciones a su modo de gobernar y que se están produciendo ya en Cataluña o el País Vasco. Políticos como Mas se radicalizan porque el comportamiento del Gobierno central no es el correcto”.

Sería muy triste que se produjera una división social en las Islas”

-¿Puede ocurrir en Canarias algo parecido a lo que ha sucedido en Cataluña? ¿No teme una división político-social?
“Sería triste que se creara esa división, pero va a surgir si seguimos así”.

-¿Seguir cómo?
“Antes de comenzar la entrevista estaba repasando cifras y aún me asombro de que para la reestructuración del sector turístico el Gobierno Central, por segundo año consecutivo, destine a las Islas cero euros. Cuando el turismo es el primer sector productivo y generador de empleo y de renta familiar de las Islas, ellos destinan cero euros; es decir, no hay dinero ni para arreglar una placita. Es solo un ejemplo”.

-Pero pasa lo mismo con todos los sectores y en todos los territorios del país…
“Nosotros, los canarios, fuimos absolutamente solidarios con todas las reconversiones que se han hecho en España, como la del sector minero, la de la industria naval, la metalurgia o el sector de la industria textil y que aquí no existían. Pero es que el sector turístico en Canarias genera más puestos de trabajo que todos esos sectores juntos y lo que pedimos es una parte muy pequeña si se compara con lo que se dio a esos sectores; en cambio, la respuesta es que no nos dan nada. Actitudes así es lo que automáticamente genera rechazo y la reflexión de ‘no cuenten conmigo y me separo’. Por eso decía yo antes lo de la fábrica de independentismo; no se puede maltratar a un pueblo como está haciendo el señor Rajoy con Canarias. Consciente o inconscientemente, no lo sé, pero lo cierto es que hay esas dosis de frivolidad, esas contestaciones, esa falta de cortesía institucional, esas prepotencias de determinado ministro, incluso de delegadas de gobierno y subdelegados; eso no se puede permitir y si Rajoy no es capaz de ver eso… Espero que corrija porque está incurriendo en una irresponsabilidad histórica”.

-¿Nunca había sentido algo así en su trayectoria política?
“Jamás. Y fíjese que yo considero que los canarios nunca hemos sido tratados por igual frente al resto de los españoles. A pesar de que nuestras necesidades son superiores, por distancia respecto al continente y el insularismo en sí, nunca hemos recibido lo mismo, proporcionalmente hablando, que el resto de los españoles. Eso, obviamente, indigna. Ejemplos de ello hay muchísimos. ¿Alguien se cree que Rajoy hubiese sido capaz de parar las obras de la catedral de Salamanca o de Santiago de Compostela o de Granada? No, ¿verdad? Ahora, las de La Laguna sí. ¿Cómo es posible que a los aeropuertos canarios, que son los únicos rentables de la red, se les incrementen las tarifas para ser menos competitivos? Sobre todo esto último asombra porque el superávit de nuestros aeropuertos, una cifra que siempre la ha tenido oculta AENA pero que ahora desvela, aunque yo creo que es aún superior, debe estar en torno a los 240 millones de euros al año, y lo que se reinvierte en ellos es menos del 10% de esos beneficios. ¿Y dónde va a parar el resto?, pues a la T4 de Madrid, al Prat y a pagar una serie de aeropuertos que, probablemente no tendrían que existir… España tiene más aeropuertos que Alemania, alguno de ellos con una media diaria de un vuelo. Y como eso no se racionaliza o no se posee la fuerza o la voluntad para arreglarlo, se carga a los aeropuertos que sí son vitales para unos territorios, caso de Canarias y Baleares. Es absolutamente injusto. Y así podríamos hablar de otras muchas cosas”.

-Algo que está desde hace tiempo en el debate público es la reforma de las instituciones y sus competencias. ¿Qué hace falta para que se afronte?, ¿qué fórmula cree que se debe adoptar?
“Es algo absolutamente necesario. Lo he planteado aquí y en otros foros, como la mesa redonda de diputaciones, que tuve el honor presidir en Cádiz con motivo del bicentenario de la Constitución de 1812. Hay tres aspectos fundamentales. Lo primero es algo que no tienen las diputaciones y los cabildos sí, como es la elección directa por los ciudadanos. Necesitamos la elección directa del pueblo y no por los alcaldes, porque eso te resta legitimidad. En segundo lugar, es imprescindible que las competencias se definan claramente. En el caso de los cabildos deben ser todas las relacionadas con el ámbito territorial, todas las que, de alguna manera, su ejecución debe ser distinta en una isla frente a otra, ya sea por sus características geográficas, económicas o sociales. En cambio, las que afectan directamente a las personas deben ser asumidas por la comunidad autónoma para que así ningún canario se sienta discriminado en materias como la sanidad, la educación, la justicia o la representación exterior. Y poco más, como Hacienda, para que la carga fiscal sea la misma en todas la Islas. El resto de las competencias deben ser asumidas por los ayuntamientos íntegramente de manera que cuando una competencia se transfiera desde la administración de donde viene la deje a cero”.

Los relevos generacionales siempre producen conflictos en el seno de los partidos”

-La Fecam ha mostrado su preocupación ante la nueva reforma que puede afectar a pequeños municipios al retirarle competencias y transferirlas, precisamente, a los cabildos, o, incluso, que puedan desaparecer como tales.
“Lo que está claro es que municipios de 300 habitantes no deben tener, por ejemplo, competencias urbanísticas, pero en Canarias no se dan esos casos. De todos modos yo no soy partidario de eliminar municipios, otra cosa es regular sus competencias”.

-Y falta la regulación de la financiación…
“Exacto. El tercer aspecto a reformar es la financiación. Un cabildo, comunidad autónoma o ayuntamiento no puede depender, financieramente hablando, de lo que te quiera dar un gobierno u otro. Es algo que debería estar regulado por ley y si tus ingresos suben te llevas una alegría y, al contrario, un disgusto; y no estar a expensas del capricho de un gobierno autónomo o central. Si está consolidada esa financiación por lo que regula una ley, conoces lo que te corresponde te puede planificar y trabajar. Luego está la responsabilidad de cada administración para dar un buen uso a esa financiación. Creo que con esos tres elementos: que te elija siempre el pueblo, que se respeten los niveles competenciales antes citados y se regule por ley la financiación se arreglaría perfectamete la ordenación y se mejoraría la eficacia de las administraciones públicas”.

-El Cabildo ha sido sostén de muchos sectores, caso de la ganadería, la agricultura o el deporte. ¿Podrá mantener ese apoyo en las actuales circunstancias?
“Esperemos que sí, aunque hay cosas que se nos escapan. Le pongo de ejemplo el deporte. El acuerdo que teníamos con el Gobierno central era que los deportistas tinerfeños no pueden tener un coste superior a otros deportistas en sus desplazamientos, por lo que ellos se hacían cargo de, digamos, ponerlos en Madrid y, después, como el resto de deportistas se asumían por parte de las federaciones los traslados en península. Pues eso, también nos lo han quitado, con lo que se produce una discriminación importante a los canarios. Algo muy similar ocurre con el mundo de la cultura. Respecto al desarrollo dentro de la Isla, el Cabildo debe seguir con el impulso que ha dado, por un lado, a la promoción del deporte y, por otro, a la existencia de instalaciones. En los últimos años hemos multiplicado el número de piscinas, campos de césped, pabellones y pistas de atletismo. Destaco también el empuje en la Isla de la lucha canaria con una hegemonía deportiva en Canarias, que creo que es en parte fruto del avance que supuso la construcción de terreros de lucha”.

-Pero esa apuesta por la inversión, no solo en el deporte, claro, ha generado un endeudamiento muy elevado para la corporación que preside; y esa deuda hay que pagarla ahora…
“Vamos a ver, hay personas que están interesadas en fomentar una imagen que no es del todo real. Ahora están muy de moda las agencias de calificación como Moody’s y demás, recordemos que el Cabildo desde hace siete años se sometía voluntariamente al análisis de esas agencias y ha tenido siempre la máxima calificación. Otra cosa es que por motivos de otra índole se trate de enviar un mensaje distinto por parte de algunos. Solo aclarar que, por ejemplo, en estos momentos al Cabildo le adeudan más de 100 millones de euros y eso tampoco puede ser. Independientemente de este último dato, efectivamente tenemos un alto grado de endeudamiento, pero racional, que no supera nunca el 100%, y somos estables en el gasto corriente, porque siempre nos hemos endeudado para invertir. Por ejemplo, en cuanto a personal, somos una administración austera. Sin duda hay otros cabildos que, a lo mejor, están mejor desde el punto de vista de la liquidez, pero no han invertido nada en años; sí, no poseen tanta deuda, pero la inversión ha sido casi inexistente”.

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Pese a la crisis, Melchior confía en que “con trabajo” se saldrá adelante. | J. G.

-Dejando a un lado el Cabildo, ¿comparte la idea de que su partido, tras los congresos nacional e insular, larva un conflicto interno?
“En todo partido siempre hay cierto nivel de conflicto, si todo fuera por unanimidad mal asunto; entonces ya no se trataría de democracia real, sino la llamada democracia naval, esto es, donde manda capitán no manda marinero, y eso no pasa en mi partido y, espero, que en el resto tampoco. Por lo tanto, sí hay discrepancias. En la política muchas veces se genera una serie de situaciones, incluso las relacionadas con las actitudes y las aptitudes, que no tienes por qué compartir. En este caso, creo que en Coalición Canaria ni ahora, ni nunca, ha habido un nivel superior de conflictividad a lo que es normal en los partidos políticos y que, por cierto, es muy inferior al de otros partidos políticos”.

-No negará que en estos momentos hay en Coalición Canaria un debate abierto sobre el futuro del partido…
“Siempre hay, y es normal, una fuente de conflictividad que es el proceso en los relevos. El que se mete en política debe tener claro que existe un inicio y un final en esa labor y que el tiempo que tú estás en la política o en el cargo es temporal y no puedes eternizarte en ese puesto. Ni el Cabildo es mío, ni el ayuntamiento de ningún alcalde; prestas un servicio, pero en algún momento tienes que ir entregando el relevo a otro u otros. Yo lo he dicho reiteradamente; creo que en CC tenemos que cambiar muchas cosas y yo el primero. Tengo clarísimo que no podemos frenar el avance de gente muy valiosa, gente joven con ganas de aportar, de trabajar con ilusión y que posee el coraje intelectual para afrontar los retos que vienen. Igual que me pasó a mí, cuando tenía 40 años y se me nombró candidato al cabildo y vicepresidente, ahora toca hacer lo mismo con personas que están con el empuje necesario para salir adelante. Hay gente buena y hay que darles paso; los que estamos arriba debemos cederles ese paso, pero ahí siempre hay cierta conflictividad. A veces no por las personas en sí, sino por su entorno, la familia…”.

-Habla de las personas, pero también hay cierto déficit en el discurso político, que tampoco parece que se renueve mucho.
“El discurso político hoy en día tiene que adaptarse todos los meses, vivimos en un mundo y un siglo acelerado y lo que antes tardaba 15 años en cambiar ahora tarda 15 meses. Si antes en 15 años debías cambiar tu mentalidad empresarial, sindical o política, ahora lo debes hacer cada 15 meses porque, si no, pierdes el tren. Tienes que estar continuamente, como se decía en el cuartel, en el prevengan, en situación de alerta, porque, si no, te comen en un mundo tan competitivo. Y para eso necesitas que tu trabajo tenga, además, calidad, que seas eficiente, que introduzcas todas las innovaciones tecnológicas para estar al frente y que poseas siempre el concepto de sostenibilidad, de responsabilidad de futuro, algo que te obliga a estar cambiando cosas constantemente y el discurso político no debe ser ajeno a todo esto”.

-¿Y cree que se ha adaptado el concepto o la idea nacionalista a esos cambios?
“En los partidos políticos, incluido el mío, lo primero que hay que dejar de lado son los personalismos e, insisto, los discursos tienen que ir cambiando al ritmo que lo hace la sociedad. Hace un rato hablábamos de los cambios que se necesitan en el sector turístico puesto que lo que demandaba un turista hace 50 años no tiene nada que ver con lo que exige en la actualidad. Las estrategias, también las políticas, siempre van asociadas a un futuro con una variable, es más probable que si hago esto ocurra esto otro; a medida que te vas acercando a ese posible futuro tienes que ir viendo cómo va esa probabilidad”.

-Dice que se deben evitar los personalismos, pero la pregunta sobre su futuro en el partido y en el Cabildo es inevitable…
“Coalición Canaria tiene excelentes personas que están más que capacitadas para sustituirme. Y si eso es así y esas personas quieren coger el relevo y el partido está dispuesto a hacerlo yo estaré encantado de dar un paso al lado”.

-¿Lo dará usted o se lo impondrán?
“Si me lo imponen, por supuesto, y con más razón, que lo daré. Estoy en política desde hace mucho y en el Cabildo de Tenerife durante siete mandatos y nunca he pedido un puesto determinado ni ser esto o lo otro. No va a ser distinto ahora”.