1. Maduro tiene un doble, de aspecto tan bruto como él; y su esposa, Cilia Flores, otra doble, tan fea como ella. Todo esto se ha comprobado en Panamá, en la conferencia internacional, tras la que el sátrapa venezolano ha dicho que ha tenido una amable conversación (de 10 minutos) con el presidente Obama. En el ínterin se ha sabido ahora que funcionarios venezolanos corruptos usaban la valija diplomática para sus chanchullos de dinero en Andorra; lo publica El Mundo en sus ediciones de ayer. Vaya país éste, que está siendo el hazmerreír del mundo mundial. Maduro utiliza los dobles para despistar a la prensa, para que no le pregunten por las hijas de Chávez y por sus fiestorros en La Casona, antigua residencia presidencial (Maduro, acojonado, duerme en Fuerte Tiuna). Una de las hijas de Chávez está casada con Jorge Arreaza, vicepresidente de la República. Cuyo padre, Gustavo, fue vicecónsul en Canarias, en los tiempos de Jesús Márquez Moreno. Una familia excelente, enamorada de su país y de esta tierra.

2. Todo esto forma parte de la vida diaria de un país con la inflación mayor del mundo. Y con mayor número de muertes violentas que cualquier otra ciudad del planeta: más de diez, sólo en Caracas, cada día, de media. En los hospitales públicos los pacientes tienen que llevar su ropa de cama. No hay papel higiénico. No hay gasa para apósitos. Escasea el material quirúrgico. Más de 10.000 médicos se han ido de Venezuela, muchos de ellos a España..

3. Tenemos una nueva cónsul de Venezuela aquí, que se deja ver poco. Creo que es una mujer muy bella y una diplomática muy competente, pero debe tener alguna consigna de acercarse poco o nada a los medios de comunicación. Yo estoy deseando conocerla para que me cuente algo que no sepa de su país. A mí me duele Venezuela, un país que conozco de arriba abajo y que me ha cautivado tantas veces. Pero, claro, no quiero volver para no acabar en la morgue, junto a algunos más.

achaves@radioranilla.com