1. Estaba el miércoles pasado sentado en un bar de la calle Robayna, tomándome un café con leche y comiéndome un montadito, en compañía de un amigo. Y aparece por allí un mendigo conocido, que me aborda, como es habitual. Saco un euro y le digo: “Cómete un bocadillito de queso blanco”. El hombre mira el euro, sonríe y dice: “Con esto no me da”. Y tenía razón, pero yo no me doy cuenta del ritmo al que ha subido la vida. Saqué otro euro y se lo puse en la mano. Y entonces el hombre me miró, agradecido, cogió sus dos euros y se marchó. A mí no se me ha puesto aún cara de jubileta, aunque lo soy hace casi tres años, y todavía conservo ese porte de millonario que siempre me ha distinguido, naturalmente sin serlo, como les pasa a todos los que tienen porte de millonarios. Así que ya sé que cada vez que me tome un cafileche en Robayna he de preparar los dos euros para el bocadillito de queso blanco del pedigüeño.

2. Soy consciente de que las declaraciones de Olga María Henao a El Diario de Tenerife.com no le han gustado a Cristina Tavío. Viene a decir la exnovia de José Antonio Monago, presidente de Extremadura, que Cristina Tavío, por celos, le intentó arruinar la vida y provocó su salida del PP. Lo que es insostenible en un país de verdad es que a una persona se le sacrifique por ser la novia de un político y más si éste está separado y es libre. Y todo porque él viajó con billetes del Congreso a esta isla, donde residía su novia. Pues que cambien la norma, pero es que también tenía derecho a viajar libremente con los cupones del Congreso. ¿Y qué tiene que ver ella? ¿Y quién le impedía enamorarse? ¿Y por qué intentaron crucificarla?

3. A Olga María Henao la presionaron sutilmente para que dejara el partido, porque aquí se tiene mucho miedo a los escándalos, sobre todo si son de otros. Me contó su calvario y me lo creo. Yo creí que este tipo de crucifixiones ya no existían sino en el recuerdo de la España negra, pero veo que no, que todavía andan sueltas por ahí.

achaves@radioranilla.com