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Martinón: “Me gustaría acabar con el masoquismo estúpido existente sobre la Universidad de La Laguna”

Foto SERGIO MÉNDEZ
Foto SERGIO MÉNDEZ

Por Carmelo Rivero

El nuevo rector de la Universidad de La Laguna (ULL), que resultó elegido hace diez días al frente del centenario centro académico en la antevíspera de los comicios de hoy, reivindica, desde el minuto uno de la entrevista, su perfil docente e investigador frente al peso de su pasado político. En otro tiempo, en un día como este habría sido uno de los principales candidatos del PSOE, pues este matemático lagunero que nos recibe en su despacho universitario, con los bustos de Einstein, Arquímedes y Galileo en la repisa junto a los libros, es uno de los fundadores de la autonomía y, sin duda, uno de los líderes históricos del socialismo canario.

Pero el catedrático Antonio Martinón Cejas, alejado de la política en favor de la ciencia y los alumnos, afronta este domingo electoral con la única idea de conocer quién será el nuevo presidente para convencerle de que “las universidades de La Laguna y Las Palmas son dos de las cosas más valiosas que tiene Canarias, su mayor fuente de riqueza, donde se forman los mejores profesionales de esta tierra”. Y aguarda a tomar posesión en los próximos días, para dirigir una gran ’empresa de talento’ de 20.000 alumnos y 1.500 profesores, entre ellos su propia hija, que da clases de Ciencias Políticas.

La pugna por suceder a Eduardo Doménech, que Martinón ganó en segunda vuelta frente a la decana de Educación, Olga Alegre, con el mayor margen desde que vota toda la comunidad universitaria (64,15%), tuvo asperezas que hicieron que el proceso embarrara. Y Martinón se vio empujado a regresar a su etapa remota de gobernador civil, cuando unas protestas estudiantiles contra la reforma universitaria, el jueves 1 de abril de 1987, desembocaron en una carga policial y la detención de ocho alumnos. Una crónica que firmamos por entonces en el diario El País entró, de súbito, en campaña, como si de una prueba de cargo se tratara contra él, y aquellos hechos sobrevolaron la elección del rector cerca de treinta años después.

-¿Aquel incidente le ha supuesto una pesadilla?

“Ha habido intención de descrédito. Pero a los hechos me remito, que están descritos en su crónica de El País de abril de 1987. Hubo dos incidentes con la Policía. El primero se produjo en la Plaza de la Milagrosa: interrumpieron el tráfico, llevaron muebles de la universidad, se encadenaron y hubo una carga. El otro fue en la Avenida de la Trinidad: desde la Torre de Química, los estudiantes tiraban cócteles molotov y hay una gasolinera en la esquina. Eso nos dio un poco de miedo, por el riesgo que suponía. Los padres me pidieron que intervinieran para conseguir la libertad de los ocho detenidos. Y hablé con el juez. Entonces no podía decirlo, no dependía de mí. Pero yo conocía al juez, porque estaba casado con una herreña como yo y coincidíamos en verano. Hablé con él, primero me dijo que había que esperar y poco después dejó salir a los chicos.Yo no di orden de cargar y prohibí a la policía entrar en la Universidad; eso mismo dije entonces y así se recogió en la crónica. Yo nunca mandé a la Policía a la Universidad, y no entró; si hubiera entrado, ustedes lo habrían contado. He releído también los periódicos locales y tampoco lo dicen. Entrar no entró. ¿Qué ganaba yo metiendo a la Policía en la Universidad? Los panfletos en Derecho durante esta campaña fueron algo terrible. No quisimos echar más gasolina al fuego, sino dar respuestas puntuales a las personas que lo pedían. Esto pasó hace 28 años, pero el resultado electoral fue tan claro,que todo esfuerzo para desacreditarme acabó siendo inútil”.

-Me llamó la atención su frase de campaña, “esto no es un cuartel”.

“Quise dejar claro que en la Universidad no vale el ‘aquí mando yo’, sino implicar a la gente. Queremos una universidad mejor, no donde yo cobre más, sino que sirva mejor a la sociedad. Mi sueño es conseguir una buena universidad. Tengo un programa a diez, quince años, yo solo voy a estar cuatro, pero tenemos claro a dónde queremos llegar”.

-¿En un día como hoy siente nostalgia política?

“Estoy alejado de la política. A mí me sigue preocupando la vida social. El Rectorado tiene un componente altísimo de compromiso con la sociedad. Estoy en una actitud de máximo respeto a los pronunciamientos políticos de la sociedad. En Canarias tenemos un paro estratosférico, no digamos el paro juvenil y los ninis (ni estudian ni trabajan). Confío en que la Universidad ejerza un liderazgo social; hay mucho camino que recorrer en el plano económico. En la Transición participé activamente, era un reto para la gente de mi edad emprender una etapa nueva en la historia del país. Había que superar la dictadura y construir la democracia, todo, las instituciones eran nuevas. En el 79, en el Cabildo de Tenerife, quitando a Galván y Lorenzo Dorta, éramos gente que nos acercábamos a la política por primera vez, llenos de ilusión, a sacar al país adelante. Ahora ansío una mayor y más intensa integración universidad-sociedad”.

-¿La Universidad va a bajar de la montaña?

“El Consejo Social nos puede ayudar mucho. La asociación de antiguos alumnos son nuestros mejores embajadores. El otro día me felicitó en la calle el presidente del Orfeón La Paz, y le dije, por cierto, tendríamos que intentar hacer algo juntos, ¿no? Creo que con esto respondo”.

-¿El estigma de fábrica de parados afea a la ULL?

“Me gustaría acabar con ese masoquismo absurdo que llega a ser estúpido. Nadie va por ahí diciendo mi casa es un desastre. Tenemos que cambiar la imagen del centro”.

-¿Empezando por el profesor obsoleto?

“Es verdad que hay malos docentes. Somos 1.500 profesores, y a esos hay que detectarlos, necesitan ayuda”.

-Y menos sobrecarga de burocracia también.

“Sí, hay mucho rellenar papeles, más que en el resto de Europa, donde lo fundamental es la formación”.

-¿En su génesis, la autonomía cómo fue?

“Fue un momento muy complicado. Teníamos que construir la unidad de Canarias, montar las instituciones regionales y encontrar el equilibrio entre lo regional y lo insular. La idea de unidad regional de Canarias tenía muchos enemigos; honestamente enemigos, era gente que no la veía. Cuando fui vicepresidente del Gobierno provisional con Jerónimo Saavedra, me preocupaba que pareciera que estábamos en contra de la idea de isla. Teníamos que saberla integrar en la idea regional. Y esa fue, en síntesis, mi diferencia política con Jerónimo. Él era más partidario de poner prácticamente todo el acento en la idea regional. La unidad de Canarias se ha fraguado mucho en la Universidad de La Laguna”.

-¿Y la Junta de Canarias nació coja en Las Cañadas?

“Fue el 14 de abril de 1978. Participé en su creación. La UCD se dividió:el problema Las Palmas-Tenerife. Es que ese sustrato formaba parte de los genes de la política canaria. No era una broma, estaba siempre presente. Apoyamos a Alfonso Soriano y fue el primer presidente. Madrid le puso la proa a la Junta, pero tiene el valor de haber sido la primera piedra, el primer acto político regional de la historia contemporánea de Canarias”.

-La Laguna puede ser Harvard. Lo ha dicho usted.

“En enseñanza; en investigación es otra cosa. No veo ninguna razón para dar una clase peor que en Harvard”.

-¿En investigación por qué no?

“Porque hay que tener dinero y premios Nobel”.

-¿La Laguna, astrofísicamente, no puede aspirar a tener un Nobel?

“Claro que puede. Pero yo empezaría por traerlos. Lo ideal es poder ficharlos.Y no es fácil para nosotros sin dinero. Lo que estamos procurando es mimar nuestros grupos potentes investigación en Astrofísica, Matemáticas o Biomedicina (Basilio Valladares, el Instituto Antonio González, Alonso Solís). Son grupos que están promoviendo proyectos europeos con éxito. La investigación ha de ser una fuente de financiación”.

-En el ranking de Shanghái comprobé que la ULL es una de las 200 mejores universidades en disciplinas científicas (el Astrofísico), y en el de Leiden (Países Bajos), la primera del país y 36 del mundo (en coautorías). ¿Alguien nos mentía?

“Es una pelea terrible. Según un profesor de Santiago, que aplica el ranking de Shanghái, el más prestigioso, a las 70 universidades españolas, La Laguna está entre las 20 primeras. Es que no somos una mala universidad”.

-Ahora La Laguna se examina. ¿Acreditará sus titulaciones?

“En efecto, nos examinamos. Presentamos nueve grados y cinco másteres a la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (Aneca),que te aprueba o te los cierra.Será en junio. Espero que nos vaya bien”.

-¿Anúncienos algún máster de su chistera?

“Quiero crear un potente máster en Turismo en inglés, atractivo mundialmente, cuando menos europeo. Somos una potencia turística mundial indiscutible. Tenemos un máster de interpretación muy bueno a nivel de Europa. Y echo en falta un título en Geología y Volcanología, porque tenemos un laboratorio natural excepcional”.

-¿Hasta qué punto las TIC son el tic tac e la Universidad?

“Las tecnologías de la información y la comunicación van ganando terreno. Tenemos un servicio TIC de 40 personas, que cada vez hace más aplicaciones informáticas. Mucho trámite de papel ya es historia”.

Foto SERGIO MÉNDEZ
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-A finales de los 80, usted abogaba por dos universidades complementarias. ¿Lo mantiene?

“Mi última posición era que La Laguna tuviera centros en las Palmas y viceversa. Se optó por dividirse. Acepto la historia como han sucedido los hechos. Las Palmas se ha enriquecido y mejorado con este modelo, y confío en tener una magnífica relación con su Universidad”.

-Saavedra criticó aquí que las universidades canarias “estén calladas”, no debatan…

“A mí me gustaría que los profesores universitarios participaran más en el debate social. A veces ha ocurrido, con Wildpret y Alberto Brito, por ejemplo”.

-En los años de plomo, la Universidad era el altavoz de la sociedad. Ya no.

“La Universidad española era un refugio de los demócratas y un lugar de referencia política. Lo razonable es que esto último corresponda ahora al Parlamento, pero la Universidad debe estar en el debate social”.

-Acaba de ser paritorio de una fuerza política…

“Es verdad, y vamos a ver cómo evoluciona”.

-Usted ha pedido a la Universidad que impulse el “pensamiento crítico”.

“Porque esa es su esencia”.

-La ULL ha tenido profesores de culto…

“Siento mucha debilidad por Antonio González, que fue rector y potenció la Universidad de La Laguna. No fue profesor mío, pero era muy cariñoso conmigo y yo a él lo adoraba. Representaba la idea del científico comprometido con su sociedad, eso, un referente”.

-Premio Príncipe de Asturias, como ahora Emilio Lledó, que también fue catedrático en La Laguna.

“Sí, don Emilio es doctor honoris causa por esta Universidad, que fue su casa y donde fue muy feliz”.

-En su rama, Matemáticas, el icono natural era Hayek.

“Claro, Nácere Hayek fue fundador de los estudios de Matemáticas de La Laguna, con el profesor Cascante”.

-¿La ULL ha tenido suerte con sus rectores?

“Ha habido buenos y no tan buenos. Un rector está condicionado por el momento histórico. A Doménech le ha tocado lidiar la crisis”.

-Manuel Cruz y Fernando Castro Flórez alertan del retroceso universitario de las Humanidades por la lógica del mercado (Fundación CajaCanarias).

“Yo no acepto que el mercado marque el paso a la Universidad, pero sí defiendo su adaptación al entorno social. Una sociedad de dos millones de habitantes no puede permitirse el lujo de no tener filósofos. La Universidad de La Laguna no se entiende sin las Humanidades, sin Lledó, Serra Ráfols o Ramón Trujillo”.

-¿Ese “pensamiento crítico” le llevó a usted a la política?

“En la campaña han dicho de mí, ‘este que viene de la política’, y yo no vengo de la política, será que he ido a la política. Yo tengo cuatro sexenios en investigación, 60 trabajos publicados y he dirigido cuatro tesis doctorales. He sido un profesor que ha dado saltos a la política, como otros muchos: José Carlos Alberto, Marisa Tejedor, Antonio Alarcó, Wladimiro Rodríguez Brito…Y yo lo veo como algo positivo. Alfredo Mederos nos hablaba el otro día del decreto del 27, de la división provincial, que reconoce los estudios de la Universidad de La Laguna de nuevo, y en esa época la mayoría de los profesores estaban vinculados a la política: alcaldes, presidentes del Cabildo… Agradezco mucho que se acuerden de mi vida política. Pero yo lo que he sido es profesor”.

-¿Y qué conserva del político de izquierda?

“Los ideales: igualdad, la justicia”.

-¿Los alumnos sin recursos tienen acceso a la Universidad?

“Ese problema no está resuelto, se ha empeorado. A un alumno con recursosle pedimos que tenga un 5. Al que no tiene recursos y necesita una beca le pedimos un 6. Hemos creado una barrera económica. Estoy radicalmente en contra de esto. Según The Economist, por las tasas elevadas muchos alumnos no puedan ir a la universidad y EE.UU. está perdiendo competitividad”.

-¿Tiene pensado cómo adelantar el pago de las becas?

“En la campaña se habló y algunos políticos ya se hacen eco de posibles acuerdos con los bancos. No tiene sentido que a un alumno que pide una beca se le pague en mayo o junio. No hay derecho”.

-Wert: 3 + 2. ¿Argumente el no a esa ecuación?

“Antes las carreras duraban cinco años, con excepciones. Después se convirtió en 4 + 1, cuatro de grado y uno de máster, y el El 80% solo hace 4, porque el máster es carísimo. El 4 + 1 es para el 20% de los alumnos. Con la propuesta del Ministerio de 3+2 pasará lo mismo”.

-Solo Chipre, Turquía y Eslovenia tienen carreras de cuatro años…

“Es una verdad a medias. No me intenten decir que es mejor tres años que cuatro de estudios”.

-¿Es irrefutable que el alumno canario se expresa peor?

“No somos un desastre. El alumno canario que hace másteres o doctorados fuera o va de Erasmus por Europa, suele quedar muy bien. Pero sí creo que tenemos ese problema y en los títulos se busca que un alumno sepa dar una conferencia. También debemos abordar el abandono, el fracaso”.

-Hoy se abren las urnas. ¿Se juega algo la Universidad?

“Yo confío en que el próximo presidente entienda que las dos universidades son de las cosas más valiosas que hay en Canarias. De aquí salen los médicos, los abogados, los ingenieros, los maestros, los profesionales de Canarias”.

-¿Es cierto que se hizo un experto en el REF?

“En los años 93-94, cuando el cambio sustancial de la ley, Blas Trujillo y yo nos ocupamos por parte del PSOE. A mí me tocó ser el ponente principal de esa ley. El tema está de nuevo sobre la mesa. La parte fiscal se aprobó en diciembre y la económica está en Madrid. Y ahí hay un aspecto dedicado a compensar a la Universidad por ser un territorio fragmentado y alejado Es una idea es nueva y confío en que tenga recorrido”.

-¿Quién es su ídolo matemático?

“Newton es el científico más potente. También Einstein, que dijo: ‘No te preocupes mucho por tus dificultades en las matemáticas, te puedo asegurar que las mías son aún mayores’. Colgué la frase en la pared. ¿Mi ídolo? Admiro muchísimo a Bertrand Russell”.

-Huésped del Puerto de la Cruz en los años 30.

“¡Exacto!, en el año 35. Tengo a medio escribir un ensayo sobre la estancia de Russell en Tenerife. Pérez Minik, en Isla y literatura, y Juan Cruz en la biografía Un gallo al rojo vivo, lo tratan. Era polifacético. Tengo conmigo en la biblioteca tengolos tres tomos azules de Principia Mathematica, que escribió con Whitehead. Fue una eminencia, un gran pensador del siglo XX, luchó por la paz y los derechos de las mujeres, y un gran filósofo. Vivió 98 años”.

-¿Cuál es su especialidad?

“Análisis funcional, una disciplina donde aparecen espacios abstractos de infinitas dimensiones. Me interesa muchísimo el tema del infinito. He dado charlas Jugando con el infinito. Me subyuga, es un imán”.

-¿Y un asunto contable o también espiritual?

“Los hermanos de la Salle me inculcaron las ideas de justicia presentes en la Biblia. Pero yo soy agnóstico, como dirían Tierno Galván y Bertrand Russell. No soy religioso, pero no soy antirreligioso. Y este papa me gusta, le está dando un meneíto a la Iglesia”.

-Hablando de estos temas, ¿conoce el libro infantil de Enzensberger (otro visitante de la Isla) sobre el demonio de los números?

“El diablo. El diablo de los números. Lo conozco. Ese tipo de libros me encanta, escrito por un poeta que no es matemático”.

-¿Detrás del circunspecto está el Martinón que sonríe?

“No creo que sea distante, soy muy amigo de mis amigos. En el fondo, es un asunto de timidez y también de no reírles las gracias a algunos”.

Foto SERGIO MÉNDEZ
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[sws_grey_box box_size=”620″]“Habrá un día en que todos…”
Lo que en esta jornada de domingo electoral representa un acto consuetudinario, al que muchos ciudadanos se han ido familiarizando en las últimas décadas, hace, sin embargo, 70 años, al filo de los últimos días de la II Guerra Mundial, era un sueño que animaba a ciertos grupos antifranquistas a tirar octavillas pidiendo poder un día ir a las urnas. La derrota inminente de los nazis hacía concebir esperanzas de que el régimen dictatorial instaurado por Franco caería sin el apoyo de su aliado más poderoso en Europa, Hitler. Pero no fue así, a Franco, en el poder a raíz de la guerra civil (1936-39) le quedaba cuerda en esos instantes de 1945 para treinta años más. El padre de Antonio Martinón, don José María -un funcionario de Hacienda licenciado en Derecho- erró los cálculos como el resto de sus compañeros (entre ellos, el Chato de El Día y el padre del exgobernador Ángel Delgado) y lanzó los pasquines. Le cayeron tres años de cárcel en el proceso abierto contra una veintena de activistas testimoniales que habían creído ver cercana la democracia tras imponerse los aliados al holocausto y las plagas del Eje. “Pagó muy caro su gesto, con la cárcel en Tenerife y el Penal del Puerto de Santa María, en Cádiz, y nunca hablaba de ello”. Sin embargo, el hijo, que siguió sus pasos en la política afiliado al PSOE y llegó a dirigir este partido en Tenerife y a presidirlo en Canarias, un día le dijo: “A ver, papá, párate y cuéntame despacito qué pasó”. La historia de don José María, que fue vicepresidente del Cabildo de Lanzarote con el Frente Popular, en el 36, y lideró en Tenerife una federación de estudiantes universitarios durante la República, tenía una parte sentimental definitiva: en La Laguna, terreno neutral donde se cruzan todos los caminos de Canarias, se habían conocido los padres de Antonio Martinón, siendo estudiantes universitarios, él de Derecho y ella de Magisterio. Allí se enamoró el conejero de la mujer de Buenavista con la que iba a traer cinco hijos al mundo. Cuando él fue a la cárcel ya habían nacido tres, pero aún no Antonio, que fue el cuarto, y ella, Guadalupe, tuvo que sacarlos adelante con ayuda de la familia. “Me contó la historia y la escribí para no olvidarla nunca”. Cuando Antonio Martinón tome posesión como rector en los próximos días se propone hablar -sin duda pensando en los padres y bajo el espíritu del Día de Canarias- del papel histórico de la sede universitaria tinerfeña donde los canarios se afincan y se quieren, sin distinción de isla, y son capaces, por tanto, de unirse como si la ciudad fuera una habitación de matrimonio. De tal palo tal astilla. La política la heredó el nuevo rector del padre represaliado que nunca hablaba de ella. El que calla otorga. “Aquel era un país feo”. En Zaragoza, Antonio se licenció de matemático y antifanquista escuchando cantar a José Antonio Labordeta “habrá un día/en que todos,/al levantar la vista,/veremos una tierra/que ponga libertad”. Labordeta y Antonio tienen en común un hermano poeta con el mismo nombre, Miguel. El propio Antonio escribía de niño, pero los números vencieron a las letras. La hermana menor, Maca, ha novelado su arcadia lagunera como si tirara del hilo de una misma vena literaria y artística, como en el caso de Eduardo, que es pintor, y ha creado una serie sobre Fyffes, el almacén platanero inmortalizado por José Antonio Rial que fue una pocilga de rehenes republicanos. “Cuando se habla de los condenados y perseguidos, me gusta acordarme de sus mujeres, porque ellas, como mi madre, vivieron la parte durísima de verse solas con los hijos”. Doña Guadalupe vivió 94 años y su marido 84. Antonio contrae el rostro y se lleva la mano a la cara señalando cuatro dedos cuando se le menciona a Mercedes, su mujer, herreña: hace cuatro años que murió de leucemia. Aún le resulta reciente. Después, le rinde este homenaje: “Tuvimos tres hijos, que ya son casi cuarentones: la mayor es profesora de Ciencias Políticas en La Laguna, y los varones sacaron Geografía e Historia y Filología Española, y dan clases en Secundaria. Los tres profesores y de letras, con una madre médico y un padre matemático. Yo me siento muy orgulloso de los tres y de ella. Éramos una buena familia. Ahora, Mercedes tuvo mucho más mérito que yo”. [/sws_grey_box]