Desde hace semanas nos llega una cantidad ingente de información electoral, promesas, críticas, etc. Todo ello para introducir en nuestro subconsciente que su partido es el mejor. Que su marca es la mejor. Y todo esto nos recuerda a aquel marketing agresivo u outbound que nos quería crear la necesidad de comprar su producto.

La comunicación ha cambiado, ha progresado. Pese a que un buen aglomerado de empresas ha sabido renovar su estrategia de comunicación simpatizando al usuario con la marca, en el mundo político el hilo conector se ha quedado obsoleto.

Destinar una partida presupuestaria a empapelar la ciudad no se considera precisamente optimizar los recursos. El gran muro por empapelar se encuentra en internet, en las redes sociales principalmente y no a base de improvisación sino con la estructuración e implementación de un buen plan de medios.

Hemos sido testigos del crecimiento de partidos como Podemos o Ciudadanos no sólo por el aumento de intervenciones en cadenas nacionales sino también gracias a una gestión profesional en redes sociales donde debaten y se preocupan por tener importante presencia además de inyectar dinero en campañas de redes. No obstante, otros partidos han menospreciado la presencia online cediendo la gestión a militantes no formados en la comunicación.

El resultado es otra campaña electoral más sin presupuestar acorde a las nuevas herramientas que están cada día al alcance de más ciudadanos. Para hacernos una idea: el impacto que puede generar la campaña de una imagen en Facebook por 4 euros tiene un alcance de entre 1.000 y 3.000 usuarios, mientras que imprimiendo esa imagen como folleto, ¿cuánto alcance se puede conseguir por la misma cantidad?

Tras observar y a pocos días de terminar la campaña, lamento la oportunidad que muchos partidos políticos han desaprovechado para saber trasmitir su mensaje al mayor número de ciudadanos posible. La renovación no debe ser por desesperación sino por prevención.

*Consultor en Sociment