No es fácil, ni siquiera agradecido, sin embargo, otorga mucha satisfacción personal. Cuando una persona tiene en mente una idea, probablemente lo más complicado sea poder darle una forma consistente, de manera que podamos transmitirlo a los demás. En muchas ocasiones, el camino realmente se hace eterno para llegar al punto exacto en el que quieres ver tu proyecto y existen muchas ideas que, a pesar de ser excepcionales, nunca ven ni verán la luz. Cada uno de los que trabajamos en una idea, significa que decidimos trabajar por cuenta propia no solo por un trabajo, sino porque perseguimos una filosofía de vida, que conlleva una responsabilidad en la que nos envolvemos, no solo a nosotros mismos, sino también a una serie de personas que también apuestan en el mismo proyecto y a las que no podemos fallar. Cada día que pasa, te das cuenta de que la responsabilidad es cada vez mayor, representas a proyectos cada vez más grandes, y ello requiere una dedicación más precisa que se hace evidente cuando, en un mal día, se te ocurre bajar los brazos solamente durante unas horas y ves las consecuencias de tu acción, no en tono de destrucción, sino de oportunidades perdidas para ti, y para toda la gente a la que representas. Cuando (habitualmente) me dicen que estoy loco, simplemente pienso en la alegría e ilusión que me proporciona llegar cada nuevo día al trabajo, porque ‘emprender’ significa que cada día va a ser diferente al anterior, nuevas ideas, nuevos proyectos, relaciones, viajes y un sinfín de matices que realmente hacen que no pares de querer dar pasos hacia adelante, de seguir mejorando a nivel personal y profesional. ¿Será que los locos son ellos? Habitualmente es bueno reflexionar, ver el camino recorrido, y el que queda por recorrer, piensas si de verdad estás haciendo lo correcto y si realmente disfrutas, aprendes, y si generas un verdadero producto o servicio al mercado, en definitiva, razonar, ya que para saber hacia dónde vas, primero tienes que estudiar de qué lugar procedes. A veces la palabra miedo hace su presencia. La inseguridad del mercado, del trabajo no seguro, hace que no puedas bajar esos brazos ni un solo instante y te preguntas si siempre será así. Cuál es mi sorpresa, que al conocer a grandes empresarios y pequeños autónomos, te das cuenta de que realmente la inseguridad laboral y en la vida en general, no es un camino, sino un estado de ánimo y situación permanente, con el que empresarios y autónomos se arriesgan diariamente en construir y crear valor no solo para ellos, sino para la sociedad en la que viven, son esos pequeños héroes en la sombra, que luchan por ideas, generan empleo y crean riqueza. Entonces es cuando reflexiono y me pregunto: ¿cómo no voy a querer ser como ellos?

*Consultor de Marketing. Sociment
@AntonioJPadron