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Pregunta en vez de suponer – Por Tamara de la Rosa

Pues no sé, pero supongo que…”. Seguramente habrás repetido esta frase en innumerables ocasiones y es que tenemos el hábito el hacer suposiciones sin molestarnos en buscar pruebas para apoyar nuestro razonamiento. Parece que nuestra mente necesita respuesta para entender todo lo que pasa a su alrededor, y si no se producen, automáticamente puede llegar a suponerlas, rellenando ese espacio vacío. El problema, es que al hacerlo creemos que lo que suponemos es cierto y es justo eso, lo que causa gran conflicto. No está mal querer tener respuestas, pero no una imaginada, sino la correcta. Pregunta y no supongas. Cuando suponemos sobre alguien, generamos un juicio “no válido” que, como resultado provoca en nosotros una “conversación interna” que reforzamos con pensamientos. Es muy frecuente que una simple suposición generada por la sencilla costumbre de hablar de los demás termine transformada en un rumor falso y, en definitiva, en una mentira. Una mentira que genera ciertas emociones y que son dificilísimas de borrar. Puedes crear una distorsión sobre la imagen de alguien por que aunque enfatices que, “tan sólo es tu opinión”, cuando el rumor empieza a rodar, esa frase suele omitirse. Además, la mayoría de las suposiciones que hacemos son negativas. Tendemos a darle mayor importancia a las malas noticias. Un diálogo con la persona implicada es 100 veces más productiva que tu diálogo interno. Si simplemente haces una suposición, le estás negando la oportunidad a la otra persona de expresarse. Cuando te cercioras de las cosas, puedes actuar con una base de información fiable. Cuando suponemos sobre nosotros mismos, a veces nos subestimamos y otras nos sobreestimamos. Quizás deberíamos de estudiar más la situación antes de emitir un juicio y dejar de mentirnos sobre lo que somos capaces y lo que no. Nos subestimamos creyendo que no seremos capaces de lograr algo, menospreciando así nuestras capacidades y fortalezas.

O por el contrario, nos sobreestimamos, confiando demasiado en nuestras posibilidades cometiendo el error de lanzarnos sin prepararnos debidamente para el reto. Suposiciones basadas en el amor. Suponer que la otra persona “debe saber” lo que queremos y necesitamos. Pretendemos que nuestra pareja adivine lo que sentimos en cada momento sufriendo cuando no reaccionan como nosotros esperamos. Sufrimiento por suponer y por no expresar lo que realmente queremos, necesitamos. Es bueno prever en lo posible las consecuencias de decisiones tomadas en el presente para que no afecten a nuestro futuro pero, suponer diferentes escenarios terribles donde seamos víctimas de circunstancias que aún no han sucedido es un desgaste emocional tremendo. Evitando suposiciones mejorarían las relaciones interpersonales y, sumado a ser impecables con la palabra, no habría malentendidos, malas interpretaciones con las que acabamos haciendo un drama de algo que no debería merecer la pena. Recuerda que lo que hace daño no es la situación o el hecho en sí, sino la interpretación que hacemos de ésta. Por lo tanto, “si tienes duda, aclárala. Si sospechas, pregunta. Suponer te hace inventar historias increíbles que no tienen fundamento y que el único efecto que tiene es un desajuste emocional.
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