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Una vez, en Yakarta – Por Andrés Chaves

1. Cuando se iba a constituir Binter como filial de Iberia en Canarias, CASA nos invitó a Indonesia a un grupo de periodistas isleños para que visitáramos la fábrica de Nurtanio, socia de la empresa española en la fabricación del CN 235, los primeros cuatro aviones que compró la compañía. Era la versión civil de un transporte militar, con capacidad para 40 plazas, si no recuerdo mal. Fuimos recibidos por Ahmed Habibi, a la sazón ministro de Industria con el Gobierno de Suharto y luego presidente de Indonesia. Un hombre muy cordial que tenía un despacho lleno de maquetas de aviones. Se había formado como ingeniero aeronáutico en Alemania y quiso invitar a los periodistas que íbamos en aquel viaje a visitar una central nuclear en construcción. Por primera y única vez en mi vida estuve dentro de un reactor, en el interior de los tanques y recorriendo todos los puntos esenciales de una instalación de este tipo. Preciosa experiencia.

2. Como lo fue un vuelo muy especial a bordo del CN 235, en prueba. Volando sobre Tenerife, con Alfonso García Bach y Carlos Gómez como pilotos, pararon los dos motores en el aire y el avión no entraba en pérdida, se mantenía volando sin motores, como flotando en el aire. Una experiencia increíble, un silencio total allá arriba y un hombre -un servidor- acojonado. La versión civil del CN 235 fue un buen avión, luego sustituido por el ATR 72, con capacidad para 70 pasajeros y muy adecuado para las rutas Canarias.

3. Los viajes me han enseñado mucho. En Indonesia visité el burdel más grande de Oriente. Era aquello un enjambre de geishas, o como se llamen allí, en unas instalaciones lujosas, o al menos eso creo recordar. Fuimos unos cuantos a tomarnos una copa porque no era cuestión de meterse en berenjenales. Cuento todo esto porque mis desocupados lectores me escriben constantemente solicitando relatos de viajes. Gustan mucho, por lo que veo. En la fábrica de Nurtanio nos obsequiaron con una exhibición de helicópteros acrobáticos que quitaba el hipo. Dios, qué manera de volar la de aquellos jóvenes pilotos. Luego fuimos a Bali, a ver quemar muertos y contemplar la puesta de sol más famosa del mundo, alojados en un hotel de ensueño de la cadena Sol.
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