La ley Wert, a la papelera

La revuelta de doce comunidades autónomas contra la LOMCE, la polémica reforma educativa del no menos polémico ex ministro José Ignacio Wert, lleva camino de convertir la norma en papel mojado. Dado lo sectario del texto, las imposiciones siempre atendidas con diligencia de la Conferencia Episcopal, y el tufillo retrógrado de muchas asignaturas, el tema sería saludable. Pero lo grave, como siempre ocurre con estos vaivenes en las normas educativas, es que faltan dos meses para el comienzo del curso en que debía generalizarse su aplicación y escuelas y docentes están sumidos en el desconcierto.

Qué decir de las editoriales responsables de los nuevos libros de texto, con miles y miles de volúmenes impresos; pueden ser los verdaderos paganos económicos de este dislate. Es más, amenazan con llevar a los tribunales a los responsables de Educación si al final las asignaturas no se imparten. Piden ayuda a la Inspección, pero esta poco puede hacer porque la propia ley, que Wert defendió en el Congreso como vertebradora de la unidad de España, contempla que las Comunidades puedan impartir asignaturas propias.

Así, Andalucía ha decidido recuperar Educación para la Ciudadanía, la verdadera bestia negra de las propuestas educativas de Zapatero. El País Vasco vuelve a impartir Conocimiento del Medio, que no figura en la LOMCE y Aragón ha optado por dejar la asignatura de Religión en una hora semanal, aumentando las clases de inglés.

En este laberinto, dependiendo de si el gobierno autonómico es del PP o del resto de fuerzas de la oposición, los escolares se regirán por un remedo de la LOE o por la LOMCE. Y es importante el dato de que las Comunidades rebeldes concentran las mayores cifras de población y por tanto muchos más niños en edad escolar.

Resulta más rápido contar cuáles son las que van a impartir la Ley Wert: Madrid, Murcia, Galicia y Castilla y León. En contra, todas las demás. Y conviene también recordar que la oposición se centra en la ESO y el bachillerato; no tanto en primaria. En plena campaña electoral, y buscando ese perdido voto de centro, resulta inimaginable que el Gobierno y el PP quieran dar batalla para hacer obedecer la norma. ¡Menudo papelón el del ministro Méndez de Vigo, traído de Bruselas para administrar una revuelta que no ha provocado!

El que va a salir indemne de esta enésima polémica es el autor José Ignacio Wert que, a estas horas, disfruta de su luna de miel dado que se casó el sábado con la ideóloga del texto y su segunda en el Ministerio, Monserrat Gomendio. Ambos podrán decir al unísono: “Después de mí el caos”.