el dardo

Proteger el paisaje

La Dirección General de Costas ha aceptado las alegaciones del Ayuntamiento de Santa Cruz para la debida protección de los núcleos costeros de Almáciga, Igueste de San Andrés y Roque de las Bodegas, que han quedado liberados del cumplimiento de la línea de servidumbre costera, que se ha reducido de 100 a 20 metros. Se trata de una medida excepcional avalada por la calidad de los servicios generales y de infraestructuras, así como por la consolidación edificatoria de que disponen dichos lugares, a los que la corporación municipal desea sumar también al núcleo de Tachero. Queda así protegido el litoral de Anaga y legalizada una situación por la que tanto han venido luchando diversas asociaciones y plataformas, pero de manera especial los 200 vecinos afectados, que han podido salvar el derribo de sus viviendas. El fenómeno de la autoconstrucción y el absoluto descontrol oficial existente hasta hace unos años han dejado la cultura paisajística canaria a la altura del betún. Han desaparecido lugares singulares por su belleza y especial ubicación, otros han sufrido el ataque de aprovechados y especuladores y muchos más, sobre todo los situados en zonas costeras, han dejado las Islas en general sin buena parte de sus mejores vistas e incluso privadas de accesos al mar. El aprovechamiento de suelo público ha constituido un auténtico ejercicio de depredación como lo prueba la construcción descontrolada de viviendas para residencia permanente, ocasional o veraniega. No pocos hoteleros sin escrúpulos se han saltado las normas legales existentes y han invadido propiedades ajenas o se han saltado a la torera las limitaciones impuestas por las autoridades en orden a volumetría, altura, dotaciones, etc. El caso de Lanzarote es el más bochornoso de todos, puesto que una veintena larga de hoteles, en su mayoría de lujo o gran lujo, se han excedido en el planeamiento urbanístico y en no pocas disposiciones oficiales limitadoras del todo vale, que algunos han pretendido aplicar para aprovecharse de la etapa de mayor crecimiento turístico de las Islas. Bien está la legalización puntual de algunas construcciones o núcleos urbanos ya consolidados, pero es preciso y urgente poner coto de una vez a tantos abusos paisajísticos y urbanísticos como se vienen cometiendo.