nombre y apellido

Eugenio Pacelli

Los polémicos papados de Pío IX -el más largo hasta hoy, entre el 16 de junio de 1846 y el 7 de febrero de 1878 ? y Pío XII ? del 2 de marzo de 1939 al 9 de octubre de 1958- ganaron popularidad por los dogmas de la Inmaculada Concepción y la Asunción cálidamente aplaudidos por los católicos del Sur de Europa e Iberoamérica. Giovanni Mastai Ferretti (1792-1878) sufrió los vaivenes de la Italia decimonónica, el choque con la república y la monarquía, la pérdida de los estados pontificios y el auge de las ideologías nacidas con la Revolución Industrial; reafirmó la autoridad papal con el dogma de la infalibilidad, en medio de una gran contestación pero también promulgó la bula Inefabilis Deus, de 8 de diciembre de 1854: “Definimos, afirmamos y pronunciamos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original desde el primer instante de su concepción, por singular privilegio y gracia de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Cristo-Jesús, Salvador del género humano, ha sido revelada por Dios y por tanto debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles”. Como el anterior, nacido en el seno de una familia aristocrática y con una sólida formación intelectual, Eugenio María Pacelli (1876-1958) accedió a la Silla de Pedro en 1939, año en el que finalizó la Guerra Civil Española y estalló la II Mundial y, como todos los actores de aquel tenso periodo, sus actos, palabras y silencios se sometieron a una dura controversia. Fue acusado durante décadas de ultraconservador y de “calculada tibieza” ante el terror causado por Hitler pero, por otra parte, fuentes vaticanas, con ocasión de su acceso al grado de Venerable, aprobado por el papa Ratzinger, destacaron sus esfuerzos en la salvación de miles de judíos y atribuyeron las acusaciones a una maniobra del bloque comunista para atacar su supuesto “alineamiento con las democracias burguesas en la Guerra Fría”. Entre las luces y sombras de su pontificado, el 1 de noviembre de 1950, publicó la bula Munificentissimus Deus, en la que, considerados los textos litúrgicos, la creencia de los fieles y sus pastores, los testimonios de los Padres y Doctores de la Iglesia y el consenso de los obispos del mundo, “proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado: Que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial”. Ayer, en el ecuador de agosto, se celebró, precisamente, la solemnidad de la Dormición y la Asunción de la Virgen, fiesta mayor del orbe católico.