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Hay que ser justos

1. Vamos a ver, Interviú publicó que el alcalde Bermúdez, bendito de él, ganaba 81.503,88 euros al año, convirtiéndose en el tercer edil que más sueldo percibe en España, tras el de Bilbao y el de Valladolid. Pero parece que todo se debió a un error del Gabinete de Prensa del Ayuntamiento chicharrero, que le dio a la revista un dato que no era. El sueldo de Bermúdez, según certificación que se nos adjunta (porque yo me hice eco de la información de Interviú), es de 68.089,58, que bien podría llegar a los 81.503,88 anteriores, por varios motivos: por asistencia a plenos, por asistencia a comisiones de plenos, por asistencia a reuniones de las empresas municipales y por asistencia a las juntas de portavoces. Además del sueldo, por ir a cada pleno cobra el alcalde 248,82 euros y por asistir al resto de cónclaves, cada una de las asistencias a 221,17 euros, por lo que al sueldo establecido hay que añadirle todas estas prebendas. Si se reúnen muchas veces cobran mucho. Incluso más de los 81.000 de Interviú. Cuando yo sea mayor quiero ser como Bermúdez.

2. Pero, en fin, yo, como últimamente no voto, no tengo derecho a quejarme. Y no voto porque no creo. Y no creo, porque si veo lo que está pasando en Lanzarote tendría que hablar de una sublevación en toda regla. ¿Por qué no se ha nombrado a Manuel de Armas director general de Relaciones con el Parlamento? ¿Por qué no se ha nombrado a Manuel Fajardo viceconsejero de Justicia? Pues porque San Ginés no le deja a Fernando Clavijo que haga esos nombramientos, peleado como está el presidente del Cabildo con el mundo y con el PSOE. Y Fernando, a verlas venir, porque aquellos favores, ay aquellos favores, le restan un poquito de autoridad. Yo estoy seguro de que Fernando sabrá nadar en aguas turbulentas. Es muy listo. Y muy joven, que acaba de cumplir 45.

3. ¿Es que no se ha ido nadie de vacaciones? El tráfico es acojonante, el apelotonamiento ciudadano en las calles, a pesar de la calufa, terrible. Y me dicen que el Puerto y el Sur están llenos. ¡Dios mío, qué barbaridad! Todo está a reventar, esta isla es una mina; incluso los bancos están prestando dinero, lo cual es el colmo de la bienaventuranza.

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