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Más capacidad en 2016, hasta 100.000 metros cúbicos al día

Foto DA
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Con Santa Cruz, La Caleta, Adeje-Arona, Granadilla y Fonsalía funcionando a la vez, Tenerife contará a comienzos de 2016 con una capacidad de desalación pública de cerca de 100.000 metros cúbicos de agua diarios (de un total mundial de más de 36 millones de metros cúbicos al día). Pero el problema es el alto coste energético de la desalación. Su dependencia del petróleo hace vulnerables a las Islas, sobre todo a Fuerteventura y Lanzarote, a expensas de cualquier inestabilidad geopolítica, como declaró el pasado 9 de agosto a DIARIO DE AVISOS el ingeniero de Montes, Juan Carlos Santamarta, del equipo de investigación del Instituto del Agua de Estados Unidos para las islas del Pacífico. El sistema insular de aguas de Tenerife es flexible: los caudales disponibles pueden transitar de un punto a otro por los canales que conectan la red. También la Isla ha sido escenario de embalses fallidos, como la presa de Los Campitos, construida en los años 60 sobre un vaso permeable, que no ha tenido utilidad.

No somos California, reacia a desalar mientras le salga más barato tomar el agua subvencionada del río Colorado (arrastra, sin embargo, una sequía de cuatro años que pone en riesgo ahora mismo el abastecimiento a ciudades como Los Ángeles).

La desalación avanza en un mundo que habita, sobre todo, las zonas costeras, pero la gran mayoría de las más de 8.000 plantas que funcionan en la actualidad están emplazadas en Oriente Medio (66%) y Arabia Saudita (26%).

El proceso tecnológico por ósmosis inversa (el más generalizado), que data de los años setenta, permite conseguir agua potable de agua salobre haciéndola pasar a presión a través de una membrana semipermeable que expulsa sales e impurezas en forma de salmuera. Lanzarote fue el tubo de ensayo de estas fábricas de agua en España y Europa, en 1965, por evaporación con energía fósil (método ya en desuso): una pequeña desaladora Westinghouse en un cuarto de un hotel, toda una reliquia. Siguieron sus pasos Fuerteventura y más tarde Gran Canaria (donde se probó la primera desaladora de España por ósmosis inversa en 1971), Tenerife e, incluso, El Hierro.

Lo que en los años 60 parecía un reto utópico para John F. Kennedy -beber un vaso de agua del mar convertida en agua dulce a un costo asequible-, constituye ya un método convencional en los países árabes, Estados Unidos, Israel, Japón y Europa, España en particular (quinto país del mundo, con 900 plantas).

La tendencia a construir desaladoras gigantescas, de más de 200.000 metros cúbicos, genera un ahorro considerable en economías de escala, pero, a su vez, provoca un fuerte impacto medioambiental en el vertido de cantidades enormes de salmuera, como sucede en Arabia Saudita. Canarias ha sido pionera e innovadora en desalación, con imitadores como Japón. La obstrucción orgánica en las membranas sigue siendo el talón de Aquiles de las desaladoras. Fuerteventura es el lugar del mundo donde más sistemas diferentes de desalación se han experimentado: evaporación, compresión de vapor y ósmosis inversa. Muchos hoteles poseen sus propias estaciones de desalación, y varias comunidades de regantes hacen lo mismo.

Aguas subterráneas

La desalación es la venda de la merma de las aguas subterráneas. ¿Por qué nos consuela tanto ver el Teide nevado confiando en que ello (con el consiguiente mito) recarga el acuífero? En realidad, la mayor parte de la nieve no se infiltra en la tierra, se evapora. El Consejo Insular de Aguas de Tenerife, que posee un modelo propio de simulación de las aguas subterráneas, ha realizado proyecciones de hipótesis de escenarios de hasta 200 años en el futuro, y prevé el recorrido que seguiría una gota simbólica de agua.

Si no se extrajera más en el futuro, por las propias leyes de la física, esa gota de agua saldría por el perímetro hacia el mar. ¿Y cuando llueve y corren los barrancos, cuánta agua se desperdicia camino del mar? En realidad, una parte mínima (1%), el resto o se evapora o se infiltra en el suelo permeable de la Isla. Otro falso mito popular.

Para garantizar la existencia de agua en las próximas décadas (uno de los ocho Objetivos del Milenio para 2015 se proponía, al parecer con éxito, reducir a la mitad la proporción de personas sin acceso sostenible al agua potable) hay que invertir en depósitos donde almacenarla, tal como advierte Benedito Braga, presidente del Consejo Mundial del Agua.

Ante la conjetura más extrema de que la Isla se quedara sin agua en el subsuelo, el Consejo Insular de Aguas controla y registra, desde hace más de 15 años, de modo continuo (a través de una estación subterránea) la evolución del acuífero nutricio de Las Cañadas (cuatro millones de años, Plioceno Inferior), detectando que presenta ciclos de ocho años en los que se recupera el nivel, cuando se producen grandes lluvias, o decae, por el efecto de las extracciones de las galerías. De media, las precipitaciones sobre Tenerife son menores, pero más intensas (en torno al 40% de lo que llueve se infiltra en el terreno), y las temperaturas suben dos centésimas de grado al año.

Campañas de ahorro

Existen razones que acreditan un evidente cambio climático. El caudal del subsuelo va en retroceso, cada año el desequilibrio es mayor. Las campañas de ahorro han de ser retomadas, para procurar consumir menos agua con conocimiento de causa, y debe reutilizarse lo más posible.

La directiva marco del agua, que rige en toda Europa y que las Islas adoptan con indudable retraso, persigue reducir la demanda de agua con una mejor gestión, y aconseja que se desale y reutilice mediante depuración y regeneración para regadíos. Los malos olores que a veces desprenden estas instalaciones pueden combatirse con técnicas más modernas que aportan más oxígeno al proceso biológico de depuración. El Barranco del Infierno (reserva natural especial), en Adeje, es la joya de la corona, por su importancia hidrológica.

La belleza del paisaje y el patrimonio que alberga en especies endémicas y amenazadas se relacionan con el ciclo del agua. En este paraje abrupto, protegido como un regalo de la naturaleza que se remonta a los poblamientos aborígenes, corre libremente el agua todo el año en su cauce más conocido, antes de ser canalizada para su aprovechamiento.

Las autoridades prestan especial vigilancia a este ecosistema, para que no se produzca una sobreexplotación de sus recursos hídricos. El barranco reúne la doble dimensión del agua en Tenerife: su vertiente geológica y la vida, la orografía, la flora y la fauna juntas en su máxima expresión.

Preocupan las reservas de agua de Tenerife

¿Tenerife podrá mantener sus reservas, evitar que el agua se agote? Los expertos ya pueden asegurar que no volveremos a la situación de partida. Hasta 1924 no se exigía autorización para extraer agua; en los años 60 y 70 se sobreexplotó el acuífero, y una parte de la Isla se desecó (Gran Canaria tenía más agua que Tenerife y acabó con ella tras la Conquista). Ahora los esfuerzos del Consejo Insular van dirigidos a lograr un nuevo equilibrio, que no siga disminuyendo el nivel del caudal y que la infiltración compense con creces las extracciones y la pendiente natural de la Isla que conduce al mar. En la actualidad, “lo que sale es superior a lo que entra”. Existe una preocupación fundada sobre la evolución del sistema acuífero insular, así como respecto a la calidad del agua, referida, sobre todo, al uso de nitratos agrarios, que persigue en particular la norma comunitaria.

Está en vigor un código de buenas prácticas agrarias en el sector primario, que acarrea, en su caso, sanciones y pérdida de ayudas europeas. La presencia de flúor, frecuente en el agua de zonas como La Guancha e Icod, es considerada contaminación natural, si bien debe tratarse para el consumo público, como ya se hace con éxito en el noroeste de la Isla. Los mapas de flúor en Tenerife adquieren mayor repercusión mediática que los de nitrato, sí sometidos a control por la directiva comunitaria. Las Islas, entre el mayor desierto del mundo y el segundo océano del globo, están llamadas a ser uno de los laboratorios estratégicos para resolver los problemas del agua. África padece grandes sequías y posee un gran potencial hidráulico: Etiopía construye en el Nilo Azul, con financiación de China y el Banco Mundial, la Gran Presa del Milenio. Tenerife corre el riesgo de bajar los brazos, a juicio de los expertos. El agua no está en la agenda política. Y pide paso, como en la novela de Alfonso García Ramos, Guad, para alumbrar con fuerza entre nuestras prioridades.