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Sergio Rodríguez

Detrás del trabajado y merecido éxito del Chacho (Santa Cruz de Tenerife, 1986) hay un talento extraordinario, cultivado desde la infancia; la milagrosa chispa del genio que, para sorpresa de propios y extraños, brilla cuando se la necesita y a veces, también, cuando no se la espera. Junto a estas dos útiles virtudes, cuenta con una fe poderosa en sus fuerzas y posibilidades, una valentía y una rapidez en las decisiones que sólo están al alcance de los elegidos. Su calidad sin cuestión fue sometida a duras pruebas, entre aplausos e incomprensiones, por las distintas franquicias de la Nba, e incluso en su regreso a España, reclamado por Florentino Pérez para la reconstrucción de la sección de baloncesto, sumida desde hacía varias temporadas a una larga sequía. Su carrera arrancó en el Colegio La Salle y, más tarde, en las categorías inferiores del Tenerife Baloncesto; pasó tres años en el Centro de Formación Siglo XXI del País Vasco de donde le sacó con ficha profesional el Estudiantes, con el que alcanzó el título de Jugador revelación en 2005. Pretendido por los dos grandes clubes españoles y descubierto por los ojeadores norteamericanos, dos temporadas después militó en el Phoenix Suns (fue el noveno español en debutar en la liga más importante del mundo) donde apenas tuvo minutos; pasó luego al Portland Trail Blazers, con actuaciones notables y ausencias; y, por último, fue transferido a los Sacramento Kings. En 2010 fue contratado por el Real Madrid, dirigido entonces por el italiano Etore Messina que, en la primera temporada, lo trató con similar incomprensión que los entrenadores estadounidenses. Pero su suerte al fin cambió con la llegada de Pablo Laso, antiguo base blanco, un técnico inteligente, honesto y con las ideas claras, que imprimió un juego rápido, abierto y alegre que tuvo en el tinerfeño motor de arranque, temporizador y desatascador de minutos pesados.

Con todos los trofeos posibles -Liga, Copa y Supercopa de España y Euroliga- con los madridistas y la flamante Eurocopa con la selección nacional, Sergio Rodríguez se consagró en este 2015, figuró en el cinco ideal del torneo continental y la poderosa liga americana volvió los ojos hacia un deportista que no entendió ni trató bien en su momento. En esta ocasión, el Chacho dio calabazas y afronta una nueva etapa en plan estelar, en plena madurez y con un físico mejorado por el trabajo está en el camino de otro jugador de leyenda, el grancanario Carmelo Cabrera, “que son los jugadores más útiles en cuanto ganan partidos y llenan las canchas”, como comentaba con admiración el mítico Antonio Díaz-Miguel.