tribuna

Taganana

Estos días se ha hablado de Taganana y de la restauración de la iglesia. Una de las más antiguas de Canarias, la que entre sus obras de arte posee el tríptico flamenco, hoy día restaurado, que llegó por el mar, consecuencia del naufragio de una nave que se dirigía a América. Igualmente conserva el Cristo , asimismo llamado del Naufragio, otra interesante escultura que podemos ver en uno de sus altares.
Pertenece a la parroquia de la Virgen de las Nieves, la ermita de San Juan Bautista, en el caserío de Almáciga, la que albergó a Nuestra Señora de Begoña varios lustros. Historia hermosa que relató en un libro el padre jesuita Luis María de Eguiráun, quien residió en el parroquia de La Concepción de nuestra capital por espacio de más de cincuenta años. Nos relata la historia de la llegada de nuestra virgen vasca, que comenzó en el mar Cantábrico, a la altura del Cabo Villano, cuando un grupo de jóvenes de Acción Católica de San Francisco de Bilbao navegaban en el buque Aragón en dirección a Santiago de Compostela, y a uno de ellos, Martín Valle, se le ocurrió lanzar al mar una botella con tres estampas de la Virgen de Begoña y un mensaje. La botella anduvo por singladuras cántabras hasta llegar a las corrientes atlánticas. Un buen día, una familia de Almáciga, que realizaban la faena de la pesca, la encontraron entre sus redes.

Algo les llamó la atención. Botella que llevaron a la maestra del caserío. Clotilde Alisedo, que así se llamaba, se puso en contacto con el padre Eguiráun, superior de la residencia de jesuitas y párroco de La Concepción. Fue el alma de todo lo que iba a suceder. Era natural de Bilbao,por lo tanto, de inmediato se puso en contacto con la parroquia de San Francisco de aquella ciudad, y Bilbao, respondió enviando a Tenerife una copia exacta de la Virgen de Begoña, que se venera en su santuario del Monte Archanda.

El buque, Monte Urquiola, la trajo a Tenerife acompañada por un grupo de familias vascas. Una multitud de público la recibió con todos los honores. Y tras un novenario en la parroquia de La Concepción, la imagen fue trasladada en procesión al muelle sur y desde allí en falúa de la Junta de Obras del Puerto hasta la playa de Almáciga y a la ermita -hoy no existe-, donde sería su morada definitiva.

Esta es la histórica llegada de la imagen de la Virgen de Begoña a Santa Cruz. El padre Eguiráun, en su celo mariano, por su mediación, se compró el solar contiguo para construir allí una iglesia mayor consagrada a la Madre de Dios. Hoy día se está levantando la ansiada iglesia, y el trabajo de todos los fieles antecesores ha ido dando su fruto. Templo que será faro para los navegantes que cruzan los mares canarios, y a la vez, lugar de oración para los devotos, que a lo largo de los años, desde 1950, acuden a visitarla.