superconfidencial

Días después

1. Ahora todo vuelve a estar donde estaba, pero sin embargo falta la figura principal sobre la que giraban las cosas. Tengo un tarro con cenizas que darán vida a un sauce llorón en el Tacoronte que ella amaba. El jardín ya no será un jardín, sino un santuario. Una vida apagada dará, sin embargo, vida a un árbol que atraerá a la lluvia y se mecerá con el viento. Mi mente se torna en una pura confusión, no distingo los días de las noches y me dejo llevar por los recuerdos que no hacen sino entristecerme; qué pena que no pueda atrapar los buenos para repetirlos. No le doy importancia a nada porque he vivido lo peor que puede sufrir un ser humano: la muerte de alguien a quien quieres. Hablan en la habitación de al lado y creo que es ella; ladran los perros y pienso que llega ella; sólo me quedará un sauce llorón con raíces de cenizas que un día compusieron un cuerpo bellísimo que a todos cautivó.

2. Días después queda ese vacío inmenso del que el otro día les hablé. Es posible que los meses traigan el sosiego necesario, jamás para olvidar, pero sí para darte cuenta de que realmente ha pasado, que no ha sido un mal sueño. Ella vigilaba los míos, a mi lado, susurrándome que no pasaba nada, que sólo estaba viviendo una pesadilla. Ya no hay palabras, no se han inventado las suficientes para trasmitir los sentimientos. Y eso que la palabra más bella del mundo, por decisión popular, es esa misma: palabra. Hasta la palabra se queda corta.

3. Yo sigo aquí, en el valle de las lágrimas, y ella se ha ido a abrazar a los suyos en el lugar donde disfrutan los justos, los mansos de corazón, los espíritus libres que se decidieron a volar. Y se acabó el sufrimiento y toda esa colección de analíticas, radiografías, quimioterapias, ecografías, catéteres, resonancias y escáneres. Todo eso fue una historia que duró tres años y medio. Instrumentos a nuestro alcance, a los que nos aferramos, que a veces detectan y curan y otras alargan las agonías. La ciencia no puede curar todo lo que queremos sanar. Y todavía quieren recortarle medios unos desalmados que se creen inmunes a la enfermedad. No sería justo si no agradeciera al maravilloso equipo de Hospiten Rambla lo que hizo por Loli. Tienen mi agradecimiento eterno, que también era el suyo.