1. Un amigo observador me advierte sobre el uso de la camisa por fuera, cuando uno, por razones biológicas inevitables, se vuelve fondón. La camisa por fuera es propia de gente joven y cuando un pureta, un suponer, quiere presumir, se suelta la prenda y entonces se convierte en un hombre con faldellín, tipo bailarín herreño o gaitero escocés. No mola. El pureta con la camisa por fuera parece un bergantín en busca de viento, adquiere aspecto de suciángano y comete un atentado contra la elegancia. Ese faldellín es más propio de jovenzuelos o de gente que, por necesidad, ha de usar un batilongo. Como los barberos. Pero no para salir a la calle. Nada más escuchar la advertencia de mi amigo he procedido, por razones obvias, a meterme en el pantalón la camisa o el polo, por mucho que la marca recomiende lo contrario, para no parecer un Falete rampante.
2. Todo tiene su sentido. Con la inevitable baña, sobrevenida por causa de la edad provecta, el borde de ataque te levanta la camisa, como una vela, y te la convierte en faldellín. A los jóvenes, no, porque los jóvenes, a no ser el mencionado Falete, no lucen baña y no corren ese peligro. Hemos hablado largamente mi amigo el observador y yo de las modas actuales del puretaje. Una de ellas es darle al pelo un tinte caoba que, con los calores, va adquiriendo un matiz rubianco impropio, como el cohecho. Y le va dando al jubileta un aspecto juvenil atroz, falso, que no casa con sus años, y produciendo un halo de tristeza en el rostro. Una vez, mi santa me tiñó el pelo inadvertidamente y me vi tan mal que me lo tuve que aclarar con lejía, con enorme picor. Se me quedó tan deteriorado el cuero cabelludo que me volví pelirrojo en un plis/plas.
3. Yo recomiendo a la gente de mi edad que se meta la camisa y evite parecerse a un caballero medieval en camisón. El faldellín es prenda de escuderos y de esbirros, no de elegantes caballeros que deben andar con la camisa metida en los pantalones, como ha sido siempre. A no ser que quieran pasear bailándole continuamente a la Virgen de los Reyes, para lo que existen trajes apropiados sin que necesariamente haya que usar un polo/faldellín. Y eso.
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