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La plaza de La Paz

Hubo un tiempo en que la plaza de La Paz era un punto neurálgico de la ciudad. En ella se encontraban ubicados dos cines: el Cine Víctor, que hoy sobrevive como sala multiusos y el Cine La Paz que ocupaba el frente de un edificio derribado hace años. Pero es que a pocos metros, existían otros dos. El Teatro Baudet, que permanece cerrado desde hace muchos años y el desaparecido Cinema Victoria, en el bajo de un edificio que aún se conserva. Dando a la plaza estaba la Farmacia Amat, que hoy sigue abierta aunque imagino que con otro propietario. Había dos quioscos, uno en el lado de las Asuncionistas, que en una época lo regentó mi abuelo don Policarpo; y el otro, en el comienzo de la Rambla, junto al carrito de doña Laura, tenía el mismo nombre de la plaza, que actualmente conserva tras su total remodelación Es curioso, junto al otro quiosco también había un carrito. La zona estaba rematada por Marpi, la mejor heladería de la época; el Estanco Conchita, donde se podía conseguir la prensa nacional aunque con un día de retraso y el Bar Imperial que nos brindaba los mejores bocadillos de la ciudad y donde se vendían entradas para el fútbol y el boxeo. Y muy cerca estaba la Churrería La Madrileña. Esa oferta tan variopinta, la convertía en un lugar cosmopolita y de mucho tránsito. Sólo le faltaba una cosa, pero esa carencia fue subsanada en 1957. Se inauguró una fuente luminosa en el medio de la Plaza. Entonces, esto enriqueció estéticamente el entorno. Y hoy ha habido que prescindir de ella por el servilismo a las vías del tranvía y han pretendido que sirva como referencia una pequeña fuente que casi no lo es.

Para mí, la plaza de La Paz con su fuente luminosa está marcada por tres acontecimientos importantes, tres hechos históricos. El primero lo protagonizó Dominguito el Cojo al poco tiempo de la inauguración. Una noche, cuando volvía del Cabaret donde actuaba con la Orquesta Nick and Randy, bajando por General Mola con su Renault Dauphine, terminó con el coche dentro de la fuente. Eso provocó que la Hoja del Lunes sacara en primera página la foto del suceso con el siguiente titular: “Ya cayó el primero”.

El segundo momento histórico fue en 1983, el día que el Club Deportivo Tenerife ascendió a Segunda A. Esto ocasionó que Pepe López, entonces presidente del Club, se bañara vestido en la fuente, tras venir de rodillas desde el Heliodoro con la afición enloquecida vitoreándole.

El tercer hito histórico fue en 1988. Ese año, la temática del Carnaval fue la Selva. Con tal motivo le encargaron a un maestro fallero que hiciera un King Kong y éste hizo uno de gran tamaño. Se trasladó desde Valencia por piezas y aquí se guardó en una nave para después armarlo. Cuando lo hicieron no repararon bien en el tamaño y no salía por la puerta. Hubo que desmontarlo otra vez. Una vez que King Kong había cumplido su misión en el Carnaval, por lo visto no se tenía pensado qué hacer con él. Hasta que algún iluminado del Ayuntamiento dijo: “Su sitio es la plaza de La Paz”. Y allí fue a parar. Eso provocó al principio varios accidentes de tráfico, de conductores que se asustaban al encontrarse con King Kong cuando llegaban al final de la rambla Pulido.

Una madrugada caminaba yo por la Rambla y divisé a una persona que le estaba hablando al gran gorila. Me acerqué y comprobé que era un borrachito que le estaba diciendo: “Y tú… y tú… ¿por qué estás aquí?”. Deja ver…