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Cambio de rumbo

Hacer alegatos a estas alturas es casi tarea perdida. Las palabras no encierran todo lo que uno quiere transmitir y aunque nos empeñemos, llegar al otro es una tarea casi inútil. Herméticos palidecemos en una tristeza constante, prácticamente insalvable. Los fríos razonamientos no nos llegan, y quizás, este escrito ejerza el mismo efecto. La panza de burro mental está instalada y sin alisio que la mueva. Es el fruto de esta sociedad de complejos que ha recreado los peores miedos en las cabezas de sus individuos. El control se ejerce castrando y sometiendo, es la mejor manera de aumentar el poder. El proceso ha de ser constante, sin dejar que las personas caigan en una depresión, pero que tenga la suficiente carga de miedos como para anularla. Rendición y sumisión. Por eso, tratar de ilusionar es tarea harto complicada. Las ideas novedosas son puertas a lo desconocido, verdaderos acantilados en los que perecer. Pensar, emocionarse y sentir conlleva riesgos que los corazones heridos no son capaces de asumir. Mantener la esperanza en imposibles no sustenta y esconderse es la mejor opción para sobrevivir, puede que asfixie, pero no mata. Trascender sin garantías es demasiado para quien vive atrapado en un callejón sin salida. Las aventuras se hicieron para los héroes, para los personajes de ficción o para esas biografías de algunos ilustres, a los que parece que se les concedió un don divino que los hizo ser grandes. Nadie piensa que las personas de carne y hueso, nuestros semejantes o nosotros mismos con nuestras condiciones, seamos capaces de logros históricos. La mente se achica, el nubarrón no nos permite ver un potencial que está ahí, capaz de embarrarse de utopía y construir futuros. Recuperar las motivación de esta sociedad apagada pasa por la emoción. Apurar los sentimientos y llenarnos de historias, las de hoy y las de antes. Reconocernos a nosotros mismos en los demás y saborear esta existencia. La confianza no nacerá de la reflexión sino de la conexión más básica, esa que nos permite sentir plenamente. De esta manera podremos recuperar el valor para enfrentarnos al caos de un mundo que no ha aprendido prácticamente nada. La gesta comienza creyendo en la bondad, la gentileza, la dignidad, el amor, el honor y la veracidad, como defiende Nicholas Winton. Ética y compromiso. Empezar de nuevo, desde el corazón. Hablar menos, mirar más… Sonreír.

@cesarmg78